Entrevistas

Sara Escar, psicóloga: «Cuando conoces tu enfermedad tu vida da un vuelco»

Sara Escar (Huesca, Aragón), de 23 años, es una psicóloga general sanitaria que actualmente trabaja en una residencia de tercera edad en Rentería (Guipúzcoa, País Vasco). Además, Escar se encuentra realizando a día de hoy prácticas en la consulta de neuropsicología en el Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Donostia (San Sebastián). En esta entrevista la psicóloga habla sobre su percepción del sector residencial y de las personas sometidas a un tratamiento de esta parcela.

¿Por qué recomendarías a alguien especializarse en gerontología?

Es un campo que con los años ha crecido mucho y sigue creciendo, donde el envejecimiento de la población es cada vez más notable. Por tanto, el alargamiento de la vida conlleva la aparición de una serie de enfermedades que requieren una atención sociosanitaria en múltiples disciplinas, entre ellas, la psicología. Así pues, recomiendo que quien se especialice o interese por este ámbito pruebe a trabajar en él, porque muchas veces se tiene un prejuicio de la tercera edad, al ser un sector minoritario que muchas veces nos da reparo. Te llevas muchas cosas y puntos de vista distintos, y de este modo, una nueva perspectiva de ver el mundo.

¿Cuáles son las diferencias más notables entre un adulto y personas de tercera edad?

La diferencia más notable es la experiencia. Al final, cada uno tiene una vida con una serie de experiencias que muchas veces compartimos, como el hecho de casarse, tener un trabajo, comprar una casa, tener un hijo, nietos, perder al cónyuge… Son etapas por las que todos pasamos, pero hay otras muchas experiencias que no todas las personas tenemos la suerte de vivir. Al hacerse mayor, la principal diferencia es la cantidad de recuerdos que se tiene, en comparación con personas de 18 y 65 años. El no tener esta experiencia te hace aprender y ver nuevas situaciones.

“La familia es crucial en el inicio del proceso asistencial”

Sara Escar

¿Qué importancia tiene la familia y los seres cercanos respecto a alguien sometido a un tratamiento de geriatría?

Hablar de envejecimiento es hablar de un campo muy amplio. Al hablar de personas que cognitivamente están bien sin ningún trastorno ni enfermedad que afecte a sus capacidades cognitivas y psico-afectivas la familia tiene un papel crucial, por el hecho de que la sociedad en la que ellos se han desarrollado daba muchísimo valor a la familia. Sin embargo, actualmente las personas que van envejeciendo, y están cumpliendo 65-70 años, han crecido en una situación social distinta. De esta manera, en el momento en el que empiezas en el proceso residencial es crucial la familia, ya que en algunos casos es necesaria la tutorización y el ingreso en la institución. En todo caso, la responsabilidad de la familia es fundamental, a pesar de que en pleno proceso deja de ser fundamental, debido a que pasas a un estado donde no se tiene capacidades para decidir por sí mismo, pese a ser necesario su apoyo económico y social.

¿Cuánto tiempo dedica diariamente a una persona en este proceso asistencial?

En situaciones de dependencia depende, pero cada vez estamos viendo que todos los cuidadores se encuentran en primera línea de sucesión, es decir, suelen ser hijos o incluso iguales, como el cónyuge. El número de horas suele estar entre dos horas que suele corresponder al 10%, y entre las 24 horas que es casi el 30% de los casos.

¿Cuáles son las consecuencias más frecuentes en personas que se encuentran en este proceso?

Al entrar en los servicios asistenciales bien por necesidad, derivación de los servicios sanitarios o bien decisión de la personas o de los propios familiares pueden ser por diversas razones: ciertas situaciones económicas, o cualquier otra causa como trastornos propios de la edad como el deterioro cognitivo debido a una demencia tipo Alzheimer, demencias vasculares, Parkinson, etc; los trastornos que han afectado a tu capacidad funcional hasta poder quedar en silla de ruedas, o quedarse ciego o sordo, además de accidentes cerebrovasculares como los ictus o los traumatismos craneoencefálicos, debido por ejemplo a alguna caída. También es posible entrar por trastornos del comportamiento. Es decir, la población que tiene trastornos mentales graves envejece y el consumo continuo de medicación favorece la precipitación a la enfermedad neurodegenerativa, a la vez que el consumo de tóxicos (drogas, alcohol…) o las personas que forman parte de grupos sociales minoritarios o en riesgo de exclusión social (con dificultades, por ejemplo, para mantener una vivienda o situaciones de pobreza).

Fuente: Sara Escar

“Llega un momento donde las personas ya no son conscientes de sus incapacidades”

Sara Escar

¿Son conscientes estas personas de los problemas que padecen?

Una de las características de las demencias es que al principio pueden llegar a ser conscientes y luego llega un momento en el que tienen una anosognosia, que es es la incapacidad de percibir tu propio déficit, llegando un momento en el proceso de la enfermedad de deterioro en el que esas personas ya no son conscientes de ese déficit o de la ayuda que necesitan.

Dentro de los problemas que se tienen en esta fase, ¿son graves la mayoría de ellos?

Dentro de la asistencia residencial hay de todo, sin embargo puedes entrar en la institución a través de tres vías:

1. Por decisión propia o de la familia.

2. Por proceso de espera. Se adjudica una plaza que has pedido hace un tiempo.

3. Por urgencia. A través de los servicios sociales o por el juzgado de urgencia.

Esta tercera suelen ser los casos más graves, como vivir solo tras perder al cónyuge y no tener otra red social de apoyo, viviendo un proceso de demencia en el que las personas están en un contexto de descuido del autocuidado, por ejemplo donde han dejado de comer y están desnutridas o deshidratadas, o bien porque ya no se visten ni se asean, en algunas ocasiones, estas personas también pueden desarrollar ideas delirantes o conductas agresivas, aunque son muy pocos casos, hacia sus familiares o cuidadores, siendo incapaces para ellos de sobrellevar. No obstante, la mayoría de casos son a través del proceso de espera y solicitudes voluntarias.

¿Esta vía de urgencia suele derivarse del Alzheimer?

No. Sí que se ha visto qué la demencia tipo Alzheimer es la demencia que más casos tiene, concretamente un 60%, sin embargo al entrar en un proceso debido a esta enfermedad suele ser por necesidad funcional. Esta enfermedad se suele clasificar en tres etapas:

1. Es muy leve, pudiendo seguir la actividad básica de la vida con normalidad y autonomía.

2. Fase moderada. Donde se observa mejor la afectación de las necesidades básicas , donde son frecuentes síntomas como la apraxia, que es la pérdida de la capacidad cognitiva de realizar movimientos complejos, como vestirse, cocinar, leer o escribir.

3. Fase grave, de dependencia total, donde se necesita ayuda total para comer, vestirse, asearse, comenzando así la fase de regresión.

¿Es común que a las personas que necesitan este tratamiento les cueste aceptarlo? Es decir, ¿suelen negarse a someterse a la geriatría?

Al principio se dan cuenta, pero luego pierden la capacidad porque no son conscientes del problema que tienen. Los familiares muchas veces pecan de decírselo porque es muy difícil entender que esa persona no es capaz de ver lo que los demás ven. Es imposible razonar con alguien que tiene una enfermedad que reduce la capacidad de pensamiento, lo cual hacen siempre los familiares y termina siendo un error porque para ellos también es vivir un duelo porque la persona que eras ya no existe. Por otro lado, cuando se decide institucionalizar a una persona se debe normalmente al deseo de la persona, o bien porque tú te ves incapaz de cuidarle. Por lo tanto, al institucionalizar a esa persona nunca lo lleva bien porque le alejas de su casa, le quitas su día a día, entrando en un sitio desconocido con personas desconocidas que van a asearle, vestirle, le van a dar de comer al igual que a personas en una misma situación. Es un proceso de adaptación muy difícil, aunque en caso de hacerlo por voluntad propia se suele llevar mejor.

¿Con qué tipo de diagnósticos o situaciones empatizas más?

He trabajado en casi todos los niveles de la enfermedad y llega un momento en el que todo diagnóstico de la enfermedad deriva en características muy similares. De este modo, empatizo mucho con las personas que se dan cuenta de su problema. En cambio, al trabajar con personas con una enfermedad muy desarrollada trabajas distinto. Son conversaciones totalmente distintas, donde tienes que cambiar el lenguaje, incluso cuando ni siquiera hay diagnóstico. Ahora mismo trabajo en el proceso previo en el que empieza la enfermedad, por lo que esos momentos son para mí los más difíciles, ya que tu vida te da un vuelco, como es el caso del Alzheimer, donde las personas asocian que el final de esta enfermedad es la muerte. No obstante, cualquiera relaciona esto con una muerte inmediata, cuando realmente puedes tener 20 años por delante y no sólo en la tercera edad, ya que hay casos de Alzheimer precoz, donde se dan demencias en menores de 60 años. Al vivir un caso de estas características en el que te ves reflejado y se tienen similitudes de la vida cotidiana, de proyectos, etc. es cuando más choca.

“La situación sanitaria es insostenible”

Sara Escar

¿Se necesita involucrar más puestos sanitarios a este sector? ¿Se le da la importancia que merece?

La situación es insostenible. Por ejemplo, en mi centro hay, aproximadamente, 136 usuarios y en cada persona totalmente dependiente se necesitan entre 2 y 3 personas por asearle. Lo idóneo según investigaciones es realizar grupos de estimulación cognitiva o de ejercicio físico entre 6 y 8 personas para trabajar de manera adecuada con el tiempo que cada uno necesita. Estamos realizando un trabajo por encima de nuestras posibilidades, donde yo trabajo en mi día a día puedo llegar a trabajar con 30 personas. Sobre todo el objetivo es mejorar la calidad de la atención.

A día de hoy, ¿está la sociedad concienciada de la importancia que tiene este ámbito de la psicología? ¿Se están dando grandes avances en los últimos años ?

A raíz de la pandemia sí, ya que se ha visto la situación en muchas instituciones, que reflejan cómo las personas mayores han vivido la pandemia. Principalmente se ha dado mucha importancia a la soledad, lo cual es un factor determinante para el avance de la enfermedad, debido a que aislarse de las personas es horroroso tanto para nuestro cerebro, como para nuestras capacidades o para nuestro instinto para relacionarnos, ya que al fin y al cabo somos seres sociales. Sin embargo, la importancia de cualquier campo de la psicología está cobrando fuerza, aunque no se sabe hasta qué punto las palabras llegarán a hechos. Pero sí que se ha concienciado la importancia de la psicología a través de avances y políticas nuevas con el objetivo de cambiar las cosas. Pese a ello, todavía existe mucho desconocimiento de este sector.

Universidad San Jorge