Sergio Brau Monesma, de 33 años, periodista invidente licenciado en Ciencias de la Comunicación, ha batido recientemente el Récord Guinness del programa de radio más largo de la historia. Ser invidente no le ha impedido hacer nada en esta vida, pero ahora con la ayuda de su perro Bander todo le parece más fácil.
Nerea Beatove.- ¿Sin qué no podrías vivir?
Sergio Brau.- Creo que sin amigos y sin radio la verdad. Más que haciendo radio, escuchando. Yo me dejo la radio y voy perdido, es como si me faltara algo. Ahora es más fácil que no se me olvide porque la llevo en el móvil, ya va contigo, pero antes como me dejara la radio en casa, para mi era una catástrofe mundial. Y los amigos porque dentro de mi vida es una parte muy importante en lo que se refiere al apoyo, al trabajo, al compañerismo…y creo que esas dos cosas, una más material y la otra más inmaterial, son imprescindibles para mí.
N.B.- ¿Qué metas tienes en la vida?
S.B.- Me sonrío porque llevo 15 años con la misma meta, al fin y al cabo soy periodista y me gustaría dedicarme profesionalmente a esto. No quiere decir que ahora no me sienta profesional, porque si lo siento, pero realmente mi meta es que la nómina que me llega todos los meses al banco sea de mi profesión. Mientras tanto, lo que más me gusta es hacer Periodismo, si puedo hacer que otras personas aprendan de lo poco que se, me doy por bien pagado.
N.B.- ¿Cuál es el recuerdo más bonito de tu infancia?
S.B.- No se, yo creo que el estar siempre plenamente integrado, tanto en la escuela como con mis amigos del pueblo. La suerte que he tenido es que siempre me han tratado como alguien más. Nunca he dejado de hacer nada por ser invidente. Si mis amigos iban a ver una película, yo también, aunque no me enterara de nada, o me lo contara alguien. Nunca me han dicho tú no puedes venir o tú no puedes jugar. Vamos, que cuando éramos críos y jugábamos al fútbol yo me metía igual.
N.B.- ¿De dónde viene esa afición por el Periodismo?
S.B.- Viene desde pequeño. Yo creo que los ciegos siempre tenemos una historia de amor con la radio, incluso ahora con las nuevas tecnologías ese cariño no se ha perdido nunca. Creo que muchas veces ha sido nuestros ojos. Ese gusanillo que me causaba la radio me lo indicó todo. De pequeño quieres ser muchas cosas, torero o médico, pero al final acabas haciendo cosas muy diferentes, aunque en mi caso desde los 10 años tenía claro que quería dedicarme al mundo de la radio, y claro, para dedicarme a este mundo, tenía que ser periodista.
N.B.- La mayoría de las veces en las que un estudiante preuniversitario decide afrontar la carrera de Periodismo, la respuesta popular suele ser: “Pero si los periodistas ganan cuatro perras, encima solo hay salidas en Madrid o Barcelona”. ¿Crees que esta afirmación es cierta?
S.B.- Creo que quien realmente tiene la vocación lo hace y le da igual lo que le digan. El que realmente lleva el Periodismo en las venas lo hace siempre. Es igual de periodista el de provincias como el que tiene mucha repercusión en medios de comunicación. Hay periodistas mejores y periodistas peores pero desde luego nadie es mejor por trabajar en Madrid, Barcelona o en un medio de mayor tirada. Hay que estar en el momento perfecto y el sitio adecuado, pero desde luego en este momento el trabajo está mal para todos.
N.B.- ¿Cómo reaccionó tu familia y amigos cuando les comentaste que querías estudiar Periodismo?
S.B.- En mi caso, el problema no era que quisiera estudiar Periodismo, sino que tenia que irme fuera de casa. De hecho, mi madre quería que estudiara Derecho solo para tenerme aquí. Nunca me pusieron ningún problema en la carrera que quería estudiar. Que tu hijo mayor e invidente se vaya de casa es duro para los padres, pero siempre me apoyaron. No fue ninguna sorpresa, al contrario, de muy pequeño ya sabían qué quería ser.
N.B.- ¿Fue duro adaptarse a una nueva ciudad?
S.B.- Si, fue muy duro. El salto del instituto a la facultad se nota. Saltas y no sabes lo que hay debajo. No es volver a nacer pero sí es un paso muy drástico. Depende de lo que te cueste aclimatarte al nuevo lugar. A mí me costó mucho. Era mucha información de golpe. Hasta que no haces el mismo recorrido tres o cuatro veces no te sientes seguro, los primeros días iba como un pato mareado. Lógicamente cuando estas acostumbrado a hacerlo se convierte en algo propio de la cotidianidad. Es como hacer una receta nueva, la primera vez siempre tienes que estar mirando el libro, pero luego lo haces sin mirar.
N.B.- Eres un gran forofo del Athletic. ¿Dónde empezó esta pasión por tu equipo?
S.B.- De siempre. Siempre tienes a alguien en la familia que te mete dentro, en este caso fue mi tío, que de pequeño me metió ese veneno. Normalmente los niños se hacen del equipo que gana, o del equipo de su padre. Mi padre es del Barça y jamás le ves aplaudir un gol, no es una persona que exprese sus sentimientos en el ámbito futbolístico. Casi toda mi familia es del Barça y yo no me cambié de equipo. Estuve viviendo ocho años en el País Vasco y cuando llegue ya era muy aficionado. Vivir allí me hizo comprender lo que es esa filosofía y me di cuenta de que había hecho buena elección. Siempre digo que a mí de pequeño me vacunaron contra el Real Madrid y el Barcelona. Hay que respetar que cada uno tiene sus sentimientos pero me alegro de no ser de uno de los grandes porque aprecias mucho más las pequeñas victorias.
N.B.- A pesar de que existan semáforos sonoros, aparatos adaptados en Braile y cantidad de herramientas con las que compensar la falta de imagen ¿Es difícil desenvolverse siendo invidente en un mundo hecho para videntes?
S.B.- Bueno yo soy invidente de nacimiento y siempre digo que le cuesta muchísimo más a la persona que primero ve y luego se queda ciega que a la persona que es ciega de nacimiento. De hecho, cuando lo cuento la gente se escandaliza un poco, pero si a mi me dijeran, oye mira, te metes al quirófano y mañana sales bien, desde luego que me lo pensaría mucho y muy probablemente diría que no. Es como si volvieras a nacer, porque ves, pero no sabes lo que ves. Yo no sabría leer, no sabría escribir, no sabría qué es un árbol…sería un recién nacido con 33 años, por eso seguramente diría que no. ¿Cómo vas a echar de menos algo que nunca has tenido?
N.B.- Hay alguien que siempre te acompaña, ese es tu perro Bander. Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre ¿Qué opinas?
S.B.- La verdad es que lo tengo desde hace solo 10 meses, me costó mucho conseguirlo, estuve esperando tres años y medio. Antes, siempre había llevado bastón, pero ahora me ha cambiado mucho la vida. Como herramienta de trabajo es algo excepcional, con Bander sé que no me voy a chocar con nada, que no me voy a caer en ninguna zanja, hay una mínima probabilidad de que un coche me pueda atropellar y desde luego, jamás voy a chocarme con alguien en la calle. Hay veces que me sorprende hasta a mí, salimos de casa y él ya sabe donde vamos. Es un perro muy listo y ya es uno más de la familia. Sé que el día que me falte lo pasaré muy mal. No concibo la vida sin el. Hay veces que lo dejo en casa y bueno, lo echo mucho en falta.
N.B.- ¿Cómo surgió la idea de intentar batir el Récord Guinness del programa radiofónico más largo de la historia?
S.B.- La idea fue de Fernando Carruesco y está mal que lo diga pero él sabía que el único pringado que le iba a decir que sí, era yo. Jamás haré algo tan grande en mi vida. Fue algo increíble.
N.B.- Sesenta horas en directo desde la universidad complutense de Madrid ¿De dónde sacaste las fuerzas para aguantar tanto tiempo despierto?
S.B.- Por cada hora teníamos cinco minutos de descanso, de hecho acumulamos tantos minutos que nos sobraron 60 minutos que no utilizamos. El primer día casi no dormimos, apenas 15 minutos y al día siguiente media hora. Fue duro, tenía que tener constantemente una persona que me diera golpes en el brazo porque si no me dormía, además debíamos intervenir cada minuto para que el record fuera aprobado. Leía los comentarios en Twitter de toda la gente que estaba apoyándonos y esas fueron mis fuerzas para seguir. Muchas personas se volcaron con la causa, estudiantes de la universidad, que estuvieron presentes y todos los invitados que intervinieron en el programa, fue tremendo. Dani Mateo, Matías Prats, Mercedes Milá, Andreu Buenafuente, que por cierto, luego nos invitó al programa…
N.B.- ¿Qué sentiste al saber que tu nombre aparecería en el Libro Guinness de los récords?
S.B.- Cuando ganamos no éramos conscientes todavía de ello, fue un momento de shock y al día siguiente, hablando con Fernando, nos dimos cuenta de que todo el trabajo había dado sus frutos.
N.B.- Ser invidente no te ha impedido hacer nada, juegas al fútbol, tocas la guitarra, retransmites partidos de fútbol en directo… ¿Hay algo que te gustaría hacer y todavía no has hecho?
S.B.- Tengo que ir a esquiar, nunca he ido y es algo que puedo hacer perfectamente. Hay ciegos totales esquiadores, España no es un país que destaque en el mundo del esquí, pero me gustaría. Quizás lo único que no he podido hacer ha sido sacarme el carnet de conducir.
Texto y fotografía: Nerea Beatove, estudiante de 2º de Periodismo en la Universidad San Jorge
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