Nació en Zaragoza en 1975. A los diecinueve años perdió la movilidad desde la cintura debido a una neuropatía. Pese a ello, no tardó en adaptarse a su nueva situación. Dedicó su vida a la natación y comenzó a competir en la élite del deporte paralímpico. Actualmente suma 22 metales, récord que comparte con el americano Michael Phelps. Su actuación en los Juegos Paralímpicos de Londres, donde consiguió seis medallas, le ha valido el reconocimiento social que hasta ahora se le había negado al deporte paralímpico. Será la próxima pregonera de las Fiestas del Pilar.
Dragón Digital.- ¿Qué se siente al hacer historia?
Teresa Perales.- Nada diferente a un día cualquiera porque tampoco lo siento así. Simplemente he ido a Londres, he ganado medallas como he hecho siempre y he vuelto, lo que pasa es que, esta vez, todo ha tenido mucha más repercusión que anteriormente.
D.D.- ¿Cree que está pasando por el mejor momento de su carrera profesional?
T.P.- En cuanto a resultados deportivos probablemente no porque en Pekín hice tres oros y ya sabemos que los oros valen más que cualquier otra medalla, pero desde luego, éstos han sido los juegos más importantes de toda mi carrera deportiva. Por lo menos, han sido los más emotivos y especiales.
D.D.- ¿Qué se siente al saber que será la pregonera de las próximas Fiestas del Pilar?
T.P.- Es una detrás de otra. No paro de recibir buenas noticias. Estoy super contenta y super feliz. La verdad es que no me lo esperaba. Nadie se puede imaginar que le puedan decir que va a ser la pregonera de una ciudad tan importante como Zaragoza. Yo creo que voy a estar con la boca seca y con los nervios puestos hasta que el día del pregón.
D.D.- ¿Ya tiene pensado qué va a decir?
T.P.- No. Me enteré el viernes e intenté pensarlo, pero es verdaderamente complicado. Creo que voy a tener que dedicarle mucho tiempo, es una gran responsabilidad. Habrá que darle muchas vueltas.
D.D.- ¿Cómo se viven los Juegos Paralímpicos desde dentro?
T.P.- Se viven de una manera muy intensa. Allí tienes las emociones a flor de piel porque dedicas mucho tiempo y esfuerzo a prepararlos. Parece que después de los juegos no hay nada más. Es una cita tan importante que allí lo vives todo de una manera super intensa con todos los compañeros y con gente de otros países. Luego vienen las alegrías y las decepciones. Con tus amigos y compañeros de Selección vivimos momentos maravillosos cuando ganamos, pero también los peores momentos cuando perdemos. En los primeros minutos después de la derrota ves cómo se va por tierra todo el trabajo que has hecho. Luego, a la larga, con el paso del tiempo, te das cuenta de que todo ha merecido la pena independientemente de que hayas ganado o no, pero en ese mismo instante, cuando has ganado o has perdido, solo te importa eso.
D.D.- Fue la abanderada de la delegación española, ¿cómo recuerda ese momento?
T.P.- Lo recuerdo con muchísima ilusión y con muchos nervios. No pensé que me fuese a emocionar tanto porque ya son cuatro juegos los que llevo y creía que no entraría al túnel con el nudo en la garganta, pero fue inevitable. Fue ver que me ponían la bandera en la silla, cogerla, empezar a cruzar el túnel de acceso al estadio, ver esos miles de luces y esos miles de personas y pensar que ese era un momento que no se me iba a olvidar nunca jamás.
D.D.- ¿Cómo ha vivido la vuelta a casa?
T.P.- La he vivido de forma muy intensa, con mucho agotamiento. No he parado desde que he regresado. He estado con un montón de gente y un montón de medios. Es fantástico. Ha sido una manera directa de recibir el cariño de la gente. Todo el mundo ha estado pendiente de lo que hacíamos en Londres y ahora podemos vernos en primera persona. También tengo que agradecer la labor de las autoridades y las instituciones aragonesas. Primero, porque están haciendo un esfuerzo por apoyarte durante el tiempo en el que te preparas y, por otra parte, porque nos están recibiendo. No obstante, se lleva con cierto cansancio. Acabamos de llegar de Londres y apenas hemos tenido tiempo para ver y disfrutar de la familia.
D.D.- Es un ejemplo de superación, ¿qué le llevó a seguir adelante?
T.P.- El pensar que si no lo hacía era bastante egoísta porque lo peor es quedarse en el camino, no poder seguir viviendo. No pasa nada por estar sentada en una silla de ruedas. Es una faena muy gorda que en algunos momentos te impide hacer muchas cosas, no es lo más cómodo del mundo, pero también es cierto que, aun así, te permite seguir teniendo una vida por adelante. Se sale adelante pensando que tienes una vida de la que poder disfrutar.
D.D.- ¿Cómo te preparas durante el año?
T.P.- Depende de la temporada. Si estamos hablando de, por ejemplo, los últimos tres meses antes de ir a Londres, eso supone unas seis horas al día entre piscina y gimnasio los siete días a la semana. Es bastante intenso. El resto del tiempo se vive con un poco más de relax porque también hay que dosificar las fuerzas.
D.D.- ¿Cómo se concilia la vida profesional con la vida familiar?
T.P.- En mi caso, este último año y medio me he dedicado en exclusiva a entrenar y a estar con mi hijo sabiendo que a las cinco de la tarde era la hora límite para entrenar. Hasta las cinco podía entrenar esas seis horas, pero a partir de esa hora me dedicaba al niño.
D.D.- ¿Cómo está viviendo su hijo todo lo que ha pasado a raíz de estos últimos Juegos Paralímpicos? ¿Está orgulloso de usted?
T.P.- No sé si todavía se da cuenta hasta ese punto. Sé que se lo ha pasado bien y que le gusta mucho verme competir. Ahora alucina cuando ve que todo el mundo me saluda por la calle y me aplaude.
D.D.- ¿Cree que, años atrás, el deporte paralímpico ha recibido el reconocimiento que se merece?
T.P.- No. Años atrás, como mucho, la gente se acordaba de nosotros cuando volvíamos de los Juegos Olímpicos porque teníamos muchas medallas, pero apenas llegaban a cuatro o a cinco titulares. Yo no recuerdo haber visto abrir un informativo con medallas del deporte paralímpico o a un deportista teniendo que ir a un informativo para hablar de los resultados. Este año se ha dado un gran salto que ha sido facilitado en buena parte por los medios de comunicación.
D.D.- ¿Cree que estos juegos han sido un punto de inflexión en lo que respecta al reconocimiento del deporte paralímpico?
T.P.- Eso espero. Primero tuvimos el reconocimiento de la sociedad y luego el de los medios de comunicación en general. Nos hacía falta un reconocimiento institucional, que se nos equiparase con los Juegos Olímpicos. Creo que para eso aún queda un poquito. Además, no hay que querer correr antes de andar, pero tenemos que intentar pelear por ello.
D.D.- ¿Cómo ve a la actual generación de deportistas aragoneses?
T.P.- Creo que hemos tenido muy buena representación en Londres, hemos tenido varios medallistas. Hacía muchísimos años que ni siquiera teníamos medallista olímpico. El hecho de que Andrea Blas haya ido y haya traído dos medallas ha sido fantástico, nos ha hecho vibrar a todos. A mí me hicieron vibrar en los Juegos Olímpicos y espero que yo haya hecho vibrar en los Paralímpicos junto a Jorge Cardona y a Javi Hernández.
D.D.- Tiene 22 medallas, dará el pregón de las Fiestas del Pilar, ¿y ahora qué?
T.P.- No tengo respuesta a esa pregunta. En lo deportivo, el año que viene es el mundial en Canadá. Aunque todavía no hay fecha concreta, es la próxima cita que tengo marcada en el calendario. En lo demás no lo sé muy bien. Me gustaría decir: voy a ir a Río de Janeiro. Lo cierto es que lo tengo en mente, no está para nada descartado, pero Río queda todavía muy lejos. Son cuatro años y puede pasar de todo. Ahora mismo me veo con energías y lo cierto es que en Londres me ha ido bien. Probablemente, si los resultados hubieran sido distintos, estaríamos hablando de otra mantera, pero yo creo que he competido bastante bien. Ganar seis medallas, una por cada prueba en la que he competido, es algo que pocos deportistas pueden decir.
Informa: Jorge Lisbona
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