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La vocación por delante de la salud: impacto del coronavirus en los estudiantes de prácticas

Durante los peores momentos de la pandemia de la COVID-19 los sanitarios, sin distinción de uniforme, han sido los primeros en enfrentarse a este virus, aún desconocido. En marzo se puso fin a la vida cotidiana, teniendo lugar el cierre de comercios, colegios, universidades… para poder frenar el colapso que se estaba sufriendo en los hospitales. Enfermeros, médicos, voluntarios… no parecían ser suficientes para combatir esta enfermedad. Por ello, estudiantes de los diferentes grados de salud se ofrecieron como voluntarios para realizar cualquier labor en los centros médicos y hospitalarios, como lo son, por ejemplo, las labores de acompañamiento y apoyo a limpieza. A las patologías físicas se une una salud mental deteriorada, mermada por el cansancio y el estrés, sensaciones que ya son una constancia en los sanitarios, desde los más veteranos a los noveles.

Acabar un grado sin la formación completa

Estudiantes de los grados de salud de numerosas universidades españolas se manifestaron a comienzos de curso por la suspensión de sus prácticas bajo el lema «No sin mis prácticas». Fuente: El Faro.

Con la imposición del Estado de Alarma en España y el confinamiento general, las prácticas de los estudiantes de salud fueron suspendidas, pues suponían un riesgo más. Después del verano, estos estudiantes han podido retomar sus prácticas, aunque no en su totalidad: «nos han reducido las prácticas en todos los servicios por los que pasamos: en aquellos que estábamos un mes ahora estamos dos semanas. Además, se nos han restringido zonas como Urgencias, Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), Neumología o Medicina Interna», comenta Sabina Bona, estudiante de Medicina en la Universidad Europea de Madrid. Un escenario más favorable que la opción comentada es el de otras universidades como la de Elche, en la que se proponía que los estudiantes de estos grados pudieran finalizar sus estudios sustituyendo sus prácticas por seminarios online, algo que sus alumnos no consideran adecuado: «Los estudiantes de cualquier área de salud, el día de mañana vamos a tener que estar en contacto con virus como la COVID-19, así como posibles pandemias futuras u otros problemas de salud pública. Creo que es fundamental que podamos convivir en nuestra enseñanza con problemas así. Vamos a tener en nuestras manos las vidas de muchos pacientes, por lo que la parte práctica es fundamental», reivindica Sabina.

Prácticas durante una pandemia

Estrés, temor o ansiedad representan la sintomatología más común de quien ha de enfrentarse a una situación novedosa: «El día a día de las aulas consistía en ver a gente que tenía trastornos de ansiedad previos, algo bastante frecuente entre la gente joven. Por regla general, ese trastorno  se ha acentuado», comenta Laura Zaurín, vicedecana del grado de Enfermería en la Universidad San Jorge. El aislamiento domiciliario, unido a ver la realidad en los hospitales, puede derivar en problemas más graves: «Tenemos el caso de una alumna que comenzó sus prácticas y las pasó bien, aun estando en contacto con pacientes COVID-19. Sin embargo, ahora por indicación médica no puede hacer prácticas porque sufre temor de volver al hospital», añade.

Los primeros días pasas mucho miedo y mucha vergüenza por no estar a la altura

Adrián Torres, estudiante de Enfermería

Trabajar sin titulación

Adrián Torres, estudiante de Enfermería y auxiliar en UCI, en sus primeros días en el puesto. Fuente: Adrián Torres.

Muchos han sido los estudiantes de los grados de salud que se han ofrecido para ejercer como voluntarios durante la pandemia. En el caso de la Universidad San Jorge, se presentaron 65 alumnos del último curso de Enfermería, de los cuales trabajaron 35 sin tener todavía el título, en la UCI COVID-19. Estos estudiantes de 4º, sin estudios finalizados, pueden ser contratados desde el pasado mes de abril en calidad de Auxiliar de Enfermería, como es el caso de Adrián Torres, estudiante de 4º de Enfermería y trabajador de la UCI del Hospital Nuestra Señora de Engracia (Zaragoza): «Comencé el 27 de noviembre con muchísimos nervios. Empezar en la UCI era mucha presión, había pasado por ese servicio, pero no durante una pandemia», comenta. Esto, pese a los obvios aspectos negativos que conlleva, también supone una dosis de aire fresco y de motivación de cara al futuro laboral de los alumnos a los que también azota la situación y el cansancio: «Aunque son gente joven, con muchas ganas y entusiasmo, veo en ellos y en el personal sanitario, en general, un impacto importante a nivel psicológico», añade la vicedecana.

Nos guste o no, siempre seremos la «promoción COVID-19» y creo que tendremos que demostrar más que otras nuestra valía y preparación de estos años»

Sabina Bona, estudiante de Medicina

Un futuro laboral con mayor esperanza

La perspectiva del futuro laboral de estas profesiones es algo más positiva que en otros momentos de nuestra historia. Palabras como «sanitario» se han asentado en nuestro vocabulario diario y debido a esta situación hemos podido ver las carencias que sufre el Sistema de Salud de España, las cuales repercuten en el bienestar de toda la sociedad. Enfermería o Medicina son unas de las profesiones más maltratadas en el aspecto laboral, nunca han destacado por sus ventajas y en estos meses se han ido demostrando: falta de personal, bajas por contagios, carga excesiva… Muchos de los trabajadores de este sector valoran que se haya visibilizado esta problemática y la sociedad haya podido darse cuenta de los «agujeros« que hay en estas profesiones, pero temen que en unos meses esto se olvide y no se tenga en cuenta para futuros acontecimientos de índole similar.

Las nuevas promociones ven esperanza en este aspecto. Consideran que se puede avanzar hacia unas mejores condiciones laborales, y no por ser una de las promociones titulada en una pandemia se sienten menos preparados. Sin embargo, sí más juzgados: «Nos guste o no, siempre seremos la “promoción COVID-19” y creo que tendremos que demostrar más que otras nuestra valía y preparación de estos años», defiende la estudiante de Medicina, Sabina Bona.

Ansiedad, estrés, depresión e insomnio

El sector sanitario se encarga de cuidarnos a nosotros, pero también debemos ser nosotros los responsables de cuidarles a ellos. Los profesionales de este ámbito son unos de los más perjudicados en lo que a la salud mental se refiere, ya que están en la primera línea de combate. Los sentimientos que al principio de la pandemia se describían como incertidumbre y desconcierto, ahora mutan en hastío y cansancio: «Lo único que se transmite es que se sigue sin saber bien qué está pasando, pues las medidas que se toman desde las instituciones son contradictorias todos los días. A eso se le suma el cansancio de todos estos meses luchando con el virus y se hace muy cuesta arriba», confiesa Paco Ortega, trabajador de la UCI de neonatos en el Hospital Miguel Servet (Zaragoza).

El estudio «El impacto en la salud mental de los profesionales sanitarios durante la COVID-19»desvela cuáles son las patologías más comunes, no únicamente en aquellos profesionales sanitarios que han estado en primera línea, sino también en aquellos que han trabajado o ayudado en otras unidades sanitarias. Este revela que los principales síntomas clínicos son la ansiedad, el estrés, la depresión y el insomnio.

Además de estas patologías, el miedo se expone como otra pandemia silenciosa que se cierne sobre todo el personal, noveles y veteranos, bien por el contagio o por no saber cómo actuar en un escenario en el que aumenten los casos: «Es ahora cuando tengo miedo de sufrir emocionalmente, con el aumento de casos después de las navidades», comenta Adrián.

Con el paso del tiempo y las diferentes olas de contagios, también se han transformado las emociones. En la primera ola se sentía que había un fin y se luchó por retomar la normalidad. En esta cuarta ola, predominan el cansancio, la apatía, irascibilidad… «La gente joven está perdiendo esa necesidad de relación y en ellos sí que va a tener grandes consecuencias», añade Laura Zaurín.

La COVID-19 ha producido un grave impacto psicológico en los profesionales sanitarios afectando a diferentes esferas de la vida de cada persona, incluyendo a los más jóvenes. Estos profesionales son fundamentales, y es por ello por lo que se les debe tener en cuenta, siendo de gran importancia un soporte emocional de calidad en situaciones de este calibre.

Acerca del autor

Noelia Amorós Nogueras

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