Moros es un pueblo de la comarca de Calatayud, situado a 113km de la provincia zaragozana, en Aragón. Con una población de 441 habitantes, según los datos de Instituto Nacional de Estadística (INE). Característico por sus montañas y ejemplares paisajes, Moros entra en peligro, este curso escolar, por su debilitada escasez de alumnos.Con una totalidad de ocho escolares se plantea el posible cierre del colegio, a mitades de julio de 2015.
Este Colegio Rural Agrupado pertenece al CRA Mirador, compuesto por otras 3 poblaciones más: Villalengua, Munébrega y Torrijo de la Cañada, que cerró sus puertas en julio de 2012. Manuel Morte García, alcalde del municipio, explica que el problema es el trabajo. «Tres niños se fueron a los quince días de comenzar el curso porque sus padres encontraron trabajo en otro lugar», afirma. La ratio de escolares que el gobierno de educación demanda es de, al menos, seis escolares por centro. “Si la vida que tiene un colegio desaparece, también desaparecerá la del pueblo”, añade.
El Ayuntamiento de Moros y el propio municipio mantienen la esperanza por la escuela, pero si ésta se perdiera, tomarían las medidas necesarias. “En principio, mantener la ratio de escolares, intentando atraer familias con niños al pueblo a través del trabajo”, sostiene el Alcalde. Aún no es seguro qué colegio ocuparían. Se contemplan dos opciones; Villalengua, a 5,6 Km de Moros, donde se encuentra la sede del CRA o Ateca, a 11,3 Km de Moros, donde los jóvenes de la localidad van al instituto. De esta manera, serían trasladados en el mismo autobús hasta el municipio vecino.
[googlemaps https://www.google.com/maps/d/embed?mid=zHF4dWO-uiBw.ktNOGT04ZNuY&w=640&h=480]Héctor Martín, director del colegio rural agrupado, apunta que “lo máximo que puede durar abierto es este año y otro más. No hay familias con niños, por lo tanto si permanece abierto es para que los de quinto terminen la primaria en su pueblo”. Además de esto, existe una alternativa económica, y es que los profesores se preguntan si al gobierno de educación le saldría mejor cerrar el colegio o, con todo lo que conlleva, poner un taxi para cuatro niños hasta Villalengua.
Los niños disponen de tres profesores, de los cuales uno de ellos asiste toda la semana, Carmen Miguel Cuartero, tutora de los alumnos. Héctor, además de director del CRA, también acude al colegio como profesor de Educación física dos días a la semana; y Julia, que les imparte Música y Religión una hora a la semana. Carmen es interina y lleva tres años trabajando en el CRA Mirador. Sin duda, mantiene ilusión por escuelas como ésta: “Te acabas haciendo la rutina. Tú te haces a ellos y ellos a ti. Firmaría porque esta plaza estuviera siempre vacante”.
Gracias a que el CRA decidió hacer horarios de una hora y media, los alumnos profundizan en las asignaturas instrumentales como; matemáticas, lenguaje e inglés. Además de las dos horas que imparten por la tarde.
Los escolares no imaginan Moros sin su escuela. “Nunca hemos dado clases con más niños de nuestra misma edad, pero tampoco quiero. Además la profesora no nos haría caso porque seríamos muchos”, dice Victor Hérnandez, alumno de tercer curso. Rubén Sebastián, alumno de sexto curso, añade que: “Ahora que cuatro nos vamos al instituto, me da miedo que nunca más haya niños en este aula”.
Los escolares están divididos en cuatro cursos de primaria. Cuatro de ellos en sexto de primaria, dos en quinto, uno en tercero y otro en segundo. La complejidad para realizar la clase es que, “al impartirlas a cuatro cursos a la vez, a veces, hay una colisión de diferente temario. Ha habido años que he llevado dos cursos, tres cursos y bueno incluso los seis cursos de primaria”. También existen ventajas, “puedes reforzar y estar encima de cada alumno,y así saber cómo van”, apunta Carmen.
Al igual que los niños, también los padres están afectados ante este cierre. Seis son las familias que corren el riesgo de perder la escuela. Por un lado, Ana Sebastián, madre de dos alumnos, afirma que no pueden «permitir que esto ocurra, es la escuela del pueblo donde todos nos hemos educado”. El centro de Villalengua carece de comedor y, por lo tanto, los escolares tendrían que volver a comer a sus casas. “Lucharemos por la escuela, son nuestros hijos y aún son muy pequeños para realizar cuatro viajes, al día, en autobús”, añade Marisol Hernández, madre de uno de los alumnos.
La situación que atraviesa el colegio es un riesgo para Moros. El mantenimiento de este centro es una balanza que puede inclinarse hacia un lado u otro, esto dependerá de las familias que, a partir de ahora, se instalen en el municipio. “Siempre puede aparecer una familia con dos niños y salvarnos de este mal trago”, finaliza el alcalde de Moros.
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