Las ventas en rebajas han descendido un 15% respecto al 2012 y es que, la época más esperada del año por los consumidores, ha cambiado tanto su concepto como su normativa. Continúan siendo una oportunidad única para compradores y empresarios, especialmente en el sector textil. Pero… ¿qué hay detrás de ellas?
Texto y fotografías: Ana Pilar García, Lara García, Ester Martín y Laura Susín – 3º Periodismo
El concepto de rebajas ha evolucionado y así lo afirma José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón: “El término ha cambiado debido a todos los problemas que se fueron dando, por ejemplo cuando se decía que se rebajaba el precio y no se rebaja, por lo que las rebajas han venido siempre reglamentadas”.
Desde julio de 2012, las ventas en este periodo han disminuido hasta un 15%. Esta disminución, se debe a que, actualmente, podemos encontrar productos con descuentos durante todo el año sin tener que esperar a los días de rebajas. La nueva normativa impulsada por el Gobierno permite que cada empresa decida el período y la duración de las rebajas en función del interés comercial y los consumidores.
Sin duda, las estrellas de las ventas de enero son la ropa y los artículos de moda. Es en las prendas de vestir donde se consiguen las mejores ofertas. La razón es muy simple: debido a la estacionalidad de la moda, la que no se vende en temporada es muy difícil venderla después.
Pese a que este fenómeno sigue siendo un reclamo, ya no despierta tanto entusiasmo como ocurría hace unos años. Anteriormente, las ventas en rebajas suponían más del 35% del total, no obstante, ahora no superan el 20%. La UCA prevé “una subida del número de ventas con un descuento mayor al de otros años, es decir, más compras pero con un beneficio económico similar al de 2013 o ligeramente superior”.
Por otro lado, además de reconocer que se esperan a estas épocas para comprar los productos a un precio menor, la mayor parte de los encuestados asegura que durante las actuales rebajas gastará una cantidad similar a la de años anteriores, una media de 80€. Sin embargo, el 20% de los encuestados decide no ponerse tope.
Por ello, los pequeños comercios ofrecen, en estas fechas, descuentos en ropa, calzado y complementos que oscilan entre el 20% y el 35%. Aunque los precios no son fijos y a medida que avanza la temporada la rebaja puede llegar hasta el 50%, según COPYME (Cooperativa de la Pequeña y Mediana Empresa Aragonesa).
Los productos del sector textil que se venden en determinadas grandes superficies cuentan con una mayor rebaja. Además, generalmente son las empresas que mayor número de engaños cometen porque “aunque tengan que pagar multa, les sale rentable”, argumentan desde el pequeño comercio. La asociación Consumidores en Acción (FACUA) denunció que el Gobierno había legalizado el fraude en las rebajas, convirtiéndolas en una parodia de lo que han sido durante más de quince años.
Con la nueva regulación, pueden anunciarse rebajas que duren menos de 24 horas y en productos que ni siquiera hayan estado en la tienda el día anterior. Antes, los artículos objeto de rebajas tenían que llevar al menos un mes en la tienda en la oferta habitual de ventas, sin haber sido objeto de otra promoción en ese periodo. Pero ahora la ley sólo dice que “deberán haber estado incluidos con anterioridad en la oferta habitual de ventas”. Es decir, el comercio puede colocarlos en las estanterías y, pasados unos minutos, indicar que tienen un nuevo precio rebajado. Es más, se permite a los establecimientos hasta adquirir los productos “con este exclusivo fin” de venderlos como rebajados. Aunque “no pueden ser de peor calidad que los mismos productos que vayan a ser objeto de futura oferta ordinaria a precio normal”, esta ley lleva a pensar en muchos casos que los productos son de menor calidad y, a su vez, que se trata de un engaño para el consumidor.
FACUA lamenta que en lugar de potenciar la persecución del fraude, el Gobierno ha aprobado la desregulación de las rebajas, aunque junto a la parte del sector comercial a la que obedece la medida utilice el eufemismo liberalización.
Almacén o tienda
“Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”, te dicen. Una de las ventajas de comprar en los grandes almacenes es que la devolución en rebajas es obligatoria solo si el artículo está deteriorado. El establecimiento únicamente está obligado a cambiarlo por uno idéntico en buenas condiciones, o por un cheque de compra por el mismo importe. Por el contrario, en algunos de los pequeños comercios es habitual el cartel: “No se admiten devoluciones”. En estos casos es muy importante comprobar, antes de pagar, el estado del producto.
La misma práctica se realiza en una parte del pequeño comercio. Estos, cuando agotan sus «stocks», fabrican y venden prendas de calidad inferior a la de temporada. Otros sacan de sus almacenes productos de temporadas pasadas, lo que no puede considerarse rebajas, sino saldos.
De todos modos, las tiendas pequeñas, que cuentan por lo general con menos espacio, suelen tener unas rebajas `más sinceras´, según los consumidores. La razón es muy simple: necesitan deshacerse del stock y hacer hueco en el local para colocar las prendas de la siguiente temporada. “Nos tenemos que quitar toda la colección anterior, tanto de verano como de invierno, y para ello hacemos hasta descuentos del 70%”, cuenta Guayen, la encargada del pequeño comercio Ninette.
Lo que las rebajas ofrecen
La etapa de rebajas es vendida como una oportunidad única para comprar ropa en pleno invierno, o incluso retrasar las compras de navidad y ahorrar dinero. El placer por encontrar el llamado “chollo” es un fenómeno muy impuesto en la sociedad actual.
Las ventajas de las rebajas, en medio de un tiempo de crisis, suelen superar a los inconvenientes. Esto es así porque tienen gran rentabilidad para los clientes, pero también les obligan a mantenerse alerta sobre los plazos de devolución y procurar descubrir a tiempo las garantías de lo que compran.
Los precios se reducen, los consumidores tienen la posibilidad de gastar menos que durante el resto del año y los comercios aumentan considerablemente sus ventas aprovechando esta época. Por eso las rebajas tienen un efecto positivo para la economía. Los descuentos favorecen la fluidez económica de las familiares, que en ocasiones no pueden costear un producto de elevado precio a lo largo del año y esperan hasta el momento en que los establecimientos deprecian el valor del mismo u ofrecen similares por un coste menor.
El pasado 30 de diciembre de 2014 la agencia de noticias Europa Press publicaba un artículo en el que el presidente de la CEC (Confederación Española de Comercio), Manuel García Izquierdo, afirmaba que “si a los ciudadanos les va bien, al comercio también”. Aseguraba que empresarios y consumidores van de la mano. Esta declaración no solamente indica que las rebajas benefician tanto a unos como a otros, sino que también se traduce en que si la economía es favorable, las familias gastan más y, de ese modo, el comercio obtiene grandes resultados.
A su vez, Oliván, el presidente de la UCA, añade que el mayor beneficiado entre consumidor y comerciante depende del momento y de cómo se articule: “En momentos de bonanza económica, las rebajas fundamentalmente benefician a los comerciantes porque tratan de vender la ropa que hayan comprado para la temporada. Sin embargo, en tiempos de crisis económica, los consumidores son los más beneficiados”.
Como se puede comprobar, la disminución del precio de un artículo puede entramar diversos engaños y encubrimientos de costes reales. Pero hay que tener en cuenta que el consumidor desea la obtención de un producto al mínimo coste, y para ello, las rebajas son la época perfecta para conseguirlo.
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