Reportajes

Los «jugadores» ocultos del Real Zaragoza

José Barrio preparando un entrenamiento del Real Zaragoza. Tino Gil/Real Zaragoza

¿Qué hacen dos personas entrando en La Romareda a las ocho de la mañana? Son los utilleros del Real Zaragoza. Los primeros que llegan y los últimos que se van. Su trabajo es, sencillamente, la cara oculta del fútbol profesional.

Miguel G. Pobes

Alejandro Belsué y José Barrio llegan a La Romareda a las ocho de la mañana. Ahí recogen el material y la ropa necesaria para el entrenamiento del Real Zaragoza. A continuación, marchan a la Ciudad Deportiva. Ellos son los encargados de preparar todo lo que necesitan los jugadores.

Sin embargo, todo es diferente en día de partido. “Montamos todo el vestuario que se puede ver después por la televisión”, afirma Álex Belsué. Y ello se compone de lo que va a necesitar el jugador para saltar al terreno de juego. Desde la camiseta hasta las botas.

La dificultad aumenta más, si cabe, cuando el encuentro tiene lugar lejos de La Romareda. Allí preparan todo siguiendo el mismo sistema, pero con un mecanismo diferente: “Hacemos una especie de rollos con el material que el jugador necesita para el partido. De esta manera, es más fácil montar el vestuario fuera de casa”, explica Belsué.

El número de jornadas invertidas no es comparable con el resto de profesiones. “Tenemos que trabajar muchísimas horas. Además de los entrenamientos y partidos, estamos pendientes de los lesionados, de la pretemporada, etc.”, relata José Barrio. Y es que el fútbol no es solo el partido de los domingos. “Podemos tomar como ejemplo esta temporada. Estamos jugando siempre a las 20.30, lo que significa que, por la mañana, hay entrenamiento. De esta manera, tenemos que preparar todo y, después, cambiar el vestuario para el partido”, añade.

José Barrio preparando un entrenamiento. Tino Gil/Real Zaragoza

 La responsabilidad del primer equipo

Sin embargo, su carrera como utilleros no ha estado siempre ligada al primer equipo. Álex Belsué empezó en Liga Nacional después de dedicarse a los materiales refractarios. Hace cinco años llegó al primer equipo. José Barrio compaginaba su trabajo en un taller y sus tareas en la Ciudad Deportiva, por las tardes. Cuando dejó de laborar en el taller quedó fijo en el primer equipo.

Ambos coinciden en que el trabajo que supone el Zaragoza y las categorías inferiores no tiene comparación. Alejandro explica que “los jugadores del primer equipo vienen a entrenar y a jugar con un neceser. Todo lo indispensable se lo tenemos que dar nosotros. En cambio, en un juvenil, los utilleros solo se encargan de la ropa y del material”.

Alejandro Belsué moviendo porterías para entrenar Tino Gil/Real Zaragoza

Detrás de las cámaras

La profesión de Álex y José implica un contacto permanente con los jugadores, algo que desearía cualquier niño apasionado del equipo maño. Sin embargo, para ambos es algo habitual en su día a día. “Estás codo con codo con los futbolistas. Hablas con ellos y te cuentan sus problemas. Al final somos todos personas”, relata Álex.

Lo que llama la atención son las anécdotas que protagonizan los futbolistas. José recuerda la historia del día que Hélder Postiga, delantero de referencia del Real Zaragoza, no quería jugar el partido si no era con las botas que se encontraban en Zaragoza. “Tuvimos que mandar unas botas mediante un envío urgente en autobús para que estuviesen antes del partido. No quería jugar mas que con las botas que no tenía”, repite José. Finalmente, la agonía terminó en éxito.

Otro día, Javi Álamo, interior del Real Zaragoza, estuvo jugando prácticamente todo el partido sin el escudo en la camiseta. “Intentamos estar pendientes de que todo estuviera en orden, pero es evidente que no llegamos a todo”, expresa. José, entre sonrisas, afirma que “lo normal es que los jugadores se cambien la camiseta en el descanso, y ese día Álamo no se la cambió. Estuvo sin escudo muchísimos minutos”.

Los pantalones también han sido motivos de problemas. Tanto es así que La Romareda vio jugar al Tenerife con los pantalones del Real Zaragoza. La combinación era extraña, pero si no, no se jugaba el partido.

Preparación del entrenamiento del Real zaragoza Tino Gil/Real Zaragoza

Una vida sacrificada

Tantas horas dedicadas al equipo pasa factura. “La familia es la que más lo sufre”, afirma José. Lo corrobora Álex, que admite que “se pasa mucho tiempo fuera de casa y echas de menos a la familia”. Sin embargo, ambos coinciden en que su trabajo es agradecido y se sienten valorados en el Real Zaragoza.

Álex y José son, como otros tantos, los que se encuentran en la cara más oculta del fútbol. Con esto se aprende que, para que funcione un equipo de primer nivel hay muchas más cosas que marcar goles.

Preparación del partido Mirandés-Real Zaragoza (Luis Vallespín, Real Zaragoza)

Universidad San Jorge