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El doble del diablo

«El doble del diablo» se estrenó el cinco de este mes de diciembre. Es una película belga del director Lee Tamahori gracias al libro de Latif Yahia y al guión de Michael Thomas. A los dos personajes protagonistas (Uday Hussein y Latif Yahia) les da vida Dominic Cooper. Philip Quast actúa como Saddam Hussein, Padre de Udey. La única mujer protagonista es Sarrab (Ludivine Sagnier).

Asco. Es el calificativo más adecuado que le puedo dar a esta historia. El comienzo da esperanzas de una película de acción basada en los conflictos de oriente medio, pero para eso ya hicieron Argo.

Esta película tiene como protagonista a Uday Hussein, hijo de Saddam Hussein y a su doble Latif Yahia, guerrillero que se ve obligado a ser su doble. Desarrollada en Irak cae en el tópico de esas mujeres que se pasean por ‘palacio’ semidesnudas y con el exotismo que evocan esos países. Algo que se ve normalmente si te das un paseo por esos lugares.

Justamente ahí se gana todo mi respeto. El trato a la mujer como un objeto. Yo no sé qué día algún director dejará de utilizar esa ‘gran baza’.Empleando a Uday Hussein como pervertido sexual, enfermo mental y un egocentrismo mayor que el de su padre hace las delicias de toda mujer. Persigue y rapta a niñas del colegio para cuidarlas. Cuidarlas con alcohol y metiéndoles rayas de coca, todo, para terminar tirándolas a la cama a ver qué hace con ellas. Toda mujer que ve tiene que ser suya, si no lo es, lo será a la fuerza. Son momentos tan agradables que en los quince primeros minutos de película ya me quería ir.

Lo mejor de todo, no sorprende tanto.Estamos tan acostumbrados a esas escenas que habrá que cambiarlas por hombres a ver si surte algo de efecto.

Tenemos mujeres, sexo, alcohol, drogas, dictadores… ¡Claro, me dejaba la sangre! Cómo no. ¿Irak qué inspira? Camellos, mujeres y muerte. El director hace de las torturas todo un placer. Sean necesarias o no en las escenas, ahí están. En algunas secuencias  está bien lograda la sangre y tiene su sentido que esté ahí, pero es lamentable cuando el hijo del dictador trincha al mejor amigo de su padre con un cuchillo y las tripas son iguales que los muñecos de anatomía del colegio.

Diría algo bueno de la película pero aún no lo encuentro. Si decidís verla por lo menos que sea el día del espectador, duele menos.

Por: Cristina Martínez

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