El montañismo aragonés está viviendo una gran etapa. El himalayista Carlos Pauner está a una montaña (Everest) de concluir su proyecto de los 14 ocho miles. Su historia es la más destacada de un amplio colectivo que intenta situar a Aragón, país de montañas, en el puesto que se merece. Desde la histórica asociación Montañeros de Aragón hasta el club de Escaladores Veteranos de Aragón o los avances en la medicina de montaña, numerosos hitos sitúan a la Comunidad como referencia en esta disciplina deportiva.
En Aragón existen muchos colectivos unidos por el montañismo, su promoción y difusión. Entre ellos, Escaladores Veteranos de Aragón (EVA) que fue creado en 1999 y que está compuesto por personas cuya afición común es practicar los deportes de montaña en todas sus facetas. Jesús Yarza, organizador de los encuentros anuales y coordinador de EVA, explica que su objetivo es “estar en contacto mediante nuestra web para dar conocer la actividad realizada por sus miembros, así como de informar sobre itinerarios, vías de escalada, eventos, etc.”. Yarza comenta que cada año organizan una reunión, que suele ser en Riglos, en la que realizan actividades de escalada por la mañana y después un picnic, donde intercambian impresiones.
Un colectivo de larga trayectoria es Montañeros de Aragón, club creado en 1929. El objetivo de Montañeros de Aragón, según explica Luis Aliaga, vocal de actividades de montaña de la junta directiva, consiste en: “facilitar y propagar el conocimiento exacto de las montañas aragonesas, procurando el fomento y desarrollo de la afición a la montaña y sus deportes”.
Actualmente, Montañeros de Aragón tiene alrededor de 2.000 socios, cuyas cuotas son la principal fuente de financiación del mismo. Aliaga comenta que el club organiza una gran variedad de actividades: mañanas de domingo, senderismo, ascensiones y travesías, alta montaña, BTT, escalada, vías ferratas, esquí de fondo, esquí de montaña, esquí alpino, etc. Además en las instalaciones del club se organizan regularmente proyecciones y exposiciones de fotografías o pintura de temática montañera. Cada año realizan una marcha a Fuendetodos y Valmadrid, así como la Semana de la Montaña. Luis Aliaga afirma que “ser montañero y amar la montaña y, por ende, su preservación para generaciones venideras van unidos”.
El vocal de la asociación cree que el montañismo aragonés se encuentra en un “momento magnífico”. Aliaga destaca a dos deportistas aragoneses Manu Cordova, como mejor escalador de Aragón actualmente, y Carlos Pauner como “un deportista con una fortaleza física y mental fuera de lo común”.
La medicina de montaña despidió el pasado cuatro de noviembre a José Ramón Morandeira, referente aragonés en esta disciplina. Gran conocedor de la dinámica de los clubes y federaciones, dedicó su vida al montañismo, especialmente en Aragón y a la medicina de montaña. Morandeira trabajó para divulgar las cuestiones esenciales en torno a la prevención y seguridad en montaña, además de ser médico referente mundial en el tratamiento de las congelaciones en alta montaña.
Una de las tareas de las asociaciones y clubes es dar a conocer el alpinismo de vanguardia, un proyecto de gran importancia con un nivel de dificultad y relevante desde el punto de vista de la comunidad alpinística. Pero el montañero Carlos Pauner también lo intenta de diversas formas. El himalayista, desde que realizó su primera expedición, procura gravar todas las imágenes e historias. “Es una tarea difícil trabajar a esas temperaturas extremas o contar cada vez una historia difícil”, explica Pauner. De esas expediciones ha realizado audiovisuales para antena 3 (“K2, la montaña maldita”), con el canal Odysea (en el Everest), con National Geographic, con Al filo de lo imposibleen RTVE, con producciones de la cadena aragonesa, además de producciones propias.
Carlos Pauner es el principal referente del Himalayismo aragonés en los últimos años, es decir, hace alpinismo en el Himalaya teniendo como especialidad la falta de oxigeno. Nació en Jaca en el 64. Comenzó con el alpinismo a los quince años y realizó su primera ascensión en 1995 al monte Kun (Himalaya) de más de siete mil metros. En el 2002, Pauner tenía un proyecto personal que era subir las 5 cimas más altas de 8.000 metros: Everest, K2, Makalu, Kangchenjunga y Lhotse, de las cuales ya había conseguido dos de ellas el Kangchenjunga y el K2.
Ese año fue el Año Internacional de las Montañas y el Gobierno de Aragón consideró que sería interesante combinar el proyecto personal del montañero Pauner con el de fomentar el alpinismo en la comunidad aragonesa. El Gobierno de Aragón propuso a Carlos Pauner realizar un proyecto que consistiría en subir los 14 ocho miles, Pauner aceptó con la condición de realizarlo de forma profesional, sin oxigeno y organizado en dos expediciones por año. El hecho de poderse convertir en el tercer alpinista y primer aragonés en conseguir el reto de los 14 ocho miles explica Pauner que por un lado, siente alegría de concluir el proyecto, uno de sus objetivos y, por otro lado, una sensación de vacío de no saber que será lo siguiente que va a hacer. “No se quien dijo una vez que lo malo de los sueños es que a veces se cumplen”, concluye Pauner.
La preparación del himalayista se basa en 3 ejercicios: escalar en roca, bicicleta de montaña y correr, estas dos últimas con más intensidad conforme se vaya acercando la expedición. Pauner asegura que el entrenamiento para su última expedición en el Everest es más duro ya que “son casi 9.000 metros y el deterioro orgánico es extremo”, lleva entrenando desde agosto para llegar “en condiciones” a abril. En lo referente a su preparación mental el escalador y alpinista sólo piensa en cómo realizar el proyecto y en la organización del mismo. “Poco a poco me voy mentalizando, según se vaya acercando la fecha, lo voy enfocando”, afirma Pauner.
Uno de los momentos más difíciles para el alpinista especializado en los ocho miles fueron los tres días a la intemperie en la cumbre del Kangchenjunga, para él una de las cimas más difíciles. Iba con unos amigos italianos, el mal tiempo y la dificultad de la cima hicieron que sufriera una caída y se separara del grupo. “Estuve tres días y dos noches, no perdido porque sabía donde estaba pero sin poder salir”, comenta Carlos Pauner. 72 horas sin comer, beber, ni poderse cubrir con nada. El himalayista asegura que “lo fácil hubiese sido dejarse llevar, quedarse dormido y fallecer, pero lo difícil fue levantarse y seguir luchando, lo hice porque tenía ganas de seguir viviendo”.
Para los alpinistas, y sobre todo para los himalayistas realizar las ascensiones no es algo fácil. La primera dificultad se encuentra en conseguir la financiación para poder viajar, conseguir los materiales y realizar la expedición. Además, las montañas de ocho mil metros no son libres, el permiso que hay que pagar varía entre los 10.000$ y los 70.000$ (entre 7.700 y 54.124 euros), según explica Pauner. Una de las soluciones es conseguir esponsorización, es decir, conseguir dinero a cambio de una serie de retornos publicitarios, patrocinios, contratos de imagen, conferencias,… Y otro ser subvencionado por las instituciones, como fue, durante un tiempo, el caso de Carlos Pauner que su principal financiación fue el Gobierno de Aragón. Aparte de conseguir la inversión para la expedición, también hay que vivir el resto del año durante el que te entrenas, por lo que “hay que buscar los recursos económicos en el mundo del patrocinio”, afirma el alpinista.
Otro de los retos de los alpinistas son las diferentes situaciones políticas, la religión o la cultura de los países en los que realizan las expediciones. Los ocho miles se reparten en tres países distintos: Nepal, que tiene 8 cimas y durante seis años mantuvo una guerra interna; Pakistán, con cinco picos que limitan la frontera con Afganistán y Al Qaeda tiene su sede, aunque ahora hay un alto el fuego. Y China, con un ocho mil, país hermético y propenso a cancelar visados. Pauner explica que en las expediciones son muy respetuosos con las culturas y religiones de estos países, en Nepal por ejemplo realizan los rituales budistas antes de subir a la cima.
Una cuestión que siempre ha dado muchos conflictos por no estar bien definida es la imagen de los sherpas. Un sherpa es una raza de Nepal que nace en el valle del Everest a 4000 metros de altura y, por ello, están más adaptados a las situaciones de montaña. Esta raza ha emigrado a otros valles y otras montañas trabajando como porteadores, es decir, en las expediciones son los encargados de transportar el material hasta el campo base o incluso ayudar a los alpinistas a llegar a la cima. “Son trabajadores de la montaña e intento darles el reconocimiento que se merecen”, argumenta Pauner.
Otro de los problemas que genera esta actividad del alpinismo son los residuos que dejan los escaladores en la montaña como bombonas de oxígeno o restos de comida. “Este problema se solucionó en parte cambiando la legislación y subiendo los impuestos”, comenta Pauner. El gobierno controla el residuo que subes, y este debe ser el mismo a la bajada. “También hay que dejar los excrementos humanos en bidones que luego personas que trabajan para el gobierno van a recoger” explica el montañista.
Para Pauner, el Himalayismo está llegando a su fin. “Ha tenido un crecimiento, un punto álgido, la gente se ha aprendido nombres de montañas, alturas y ha estado muy presente en los medios de comunicación, pero ahora esta dando los últimos coletazos” afirma el montañero. Carlos Pauner piensa que habrá un relevo de gente joven, pero ya no buscaran conseguir la altura sino buscar nuevas rutas y conseguir records por dificultad
Carlos Pauner recomienda algunas rutas de Aragón para los alpinistas principiantes:
Recomendacion principiantes Aragon Pauner
El montañero cuenta cual es la montaña aragonesa que más le ha gustado escalar:
Ascensión en Aragón que más le gusta Pauner
El himalayista también comenta como compagina su vida profesional con su vida personal:
Informan: Javier Clavero, Enrique Monzón, Paula Peréz y Alicia Mellén.
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