Por fin ha llegado a nuestras carteleras el esperado remake del superhéroe con capa más famoso del mundo comicquero, y con ella las críticas, los espantos, pero también el disfrute de una gran parte del público; una película, dirigida por Zack Snyder (director de 300 y Watchmen, ente otras) y con la colaboración del director de la trilogía de Batman, Christopher Nolan como productor. Un estreno que prometía y que ha cumplido lo prometido, aunque sólo en parte.
Basado en cómics como Superman: Birthright de Mark Waid o The Man of Steel de John Byrne, Nolan, Goyer y Snyder nos cuentan la historia de Kal-El, enviado por su padre Kal-El a la Tierra tras la destrucción del planeta Krypton. Adoptado por los Kent, el héroe bautizado como Clark se adapta a la Tierra, crece despreciado por sus compañeros, intentando ocultar sus superpoderes y sin saber si puede fiarse de la reacción de los humanos si llegan a conocer sus habilidades. Pero toda discreción acaba cuando el general Zod, condenado por los mismos kryptonianos tras ejecutar un golpe de estado, vuelve para amenazar a la Tierra si Kal-El no se entrega a él.
Man of Steel nos trae la versión Nolan de Superman: un héroe atormentado, un mundo cruel, y una fe en la especie humana que no es tan fácil de adquirir para el kryptoniano, dando como resultado una versión que muchos detestan: Warner, además de quitarle los calzoncillos por fuera al hombre azul, le priva de su alto código moral, de su eterna esperanza, de su fe ciega en la humanidad y de su nobleza. ¿Es eso cierto? En parte, sí, pero es difícil mostrar un héroe de tales características sin provocar el rechazo del público comercial, y menos cuando el objetivo es una versión “realista” de la historia, aunque de eso la película tenga más bien poco. Y tampoco es cierto del todo, puesto que, a pesar de esa reticencia inicial, de ese deseo de Kal-El por ocultarse ante el mundo humano, surge al final de la película el superhéroe que todos conocemos: confiado y protector de la Tierra. Y, aunque el final de la película plantee un concepto para muchos inaceptable en Superman, lejos de “spoilearos”, dejaremos que seáis vosotros los que decidan si es un digno final.
Dejando de lado las cualidades de Man of Steel como adaptación, nos encontramos ante una película que, después de un poderoso e incluso emocionante comienzo, empieza a decaer. Demasiado tiempo para contar el pasado y demasiado tarde para revelar el objeto central de la trama por el que Clark Kent y su antagonista, el General Zod, luchan: la regeneración del pueblo kryptoniano. Una línea que se va diluyendo a lo largo del metraje entre luchas épicas quizá excesivamente largas y efectos especiales impecables. Los personajes secundarios quedan desdibujados, hasta el punto de que incluso Amy Adams y su Lois Lane queda desaprovechada y escenas que deberían ser emotivas y causantes de alguna que otra llorera se convierten en ridículas secuencias, como cierto momento protagonizado por Kevin Costner. Aun así, es de agradecer su buen reparto de actores: un perfecto Henry Cavill que hará las delicias del público femenino, Amy Adams impecable como siempre, un excelente Michael Shannon encarnando al despiadado General Zod, estupendo Russell Crowe como Jor –El y buen trabajo el de Kevin Costner y Diane Lane como los padres adoptivos de Clark.
Como ya habíamos hecho notar en Watchmen, Zack Snyder sabe lo que se hace; o sabía, puesto que poco se puede encontrar de su popular estilo en Man of Steel, en el que la cámara lenta queda sustituida por (al principio desconcertantes) brutales zooms de cámara. El poderío visual que caracterizaba sus anteriores películas queda patente en la fotografía y en los siempre excelentes efectos especiales. Las a veces cargantes secuencias de acción son siempre efectivas y la banda sonora de Hans Zimmer, que parece alejarse cada vez más de aquel compositor que nos deleitó con obras maestras como El Príncipe de Egipto, es tan machacona y efectiva como lo son sus composiciones para la trilogía de Batman. Es imposible pasar por alto la mano de Nolan en este largometraje, despreciada por muchos y considerada culpable de destrozar el mito de Superman, agradecida por otros por mostrar al personaje desde otra perspectiva distinta. ¿Nuestra opinión? Una más que acertada película (que no adaptación, eso se lo dejamos a los expertos) del Hombre de Acero.
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