El torero jerezano regresó al coso de la Misericordia, donde hace un año estuvo a punto de perder la vida a causa de una terrible cogida. Padilla salió a hombros en la segunda de sus tardes en la Feria del Pilar y proclamándose, a la postre, triunfador de la feria. Un éxito que solo se explica a través del esfuerzo, el afán de superación y de las ganas de seguir viviendo.
Juan José Padilla nació el 23 de mayo de 1973 en Jerez de la Frontera (Cádiz). Ya desde pequeño se mostró muy vinculado al toreo. Su padre fue novillero. Se formó en la Escuela de Tauromaquia de Cádiz, ciudad en la que también realizó el debut con caballos en septiembre de 1989. Un año después fue contratado para lidiar novillos de Los Bayones en la plaza madrileña de Las Ventas, lo que supuso un gran salto cualitativo para el jerezano.
El 18 de junio de 1994 Padilla recibió la alternativa de manos de Pedro Castillo, quién le cedió uno de sus toros en la plaza de Algeciras, teniendo como testigo al Niño de la Taurina. La confirmación de la alternativa no llegó hasta septiembre de 1996, esta vez, fue Frascuelo quién le cedió el toro y Juan Carlos Vera quien actuó de testigo.
Apodado “El Ciclón de Jerez”, Juan José Padilla se ha caracterizado por lidiar corridas procedentes de las denominadas ganaderías “duras” como Cebada Gago o Miura. Su toreo está basado en la fuerza física. Entre sus actuaciones más importantes se podrían destacar la realizada en la Feria de San Fermín de 1999 o la tarde del 9 de junio de 2000 en Nimes (sur de Francia) dónde cortó dos orejas y, por ello, salió a hombros.
Su recorrido también ha estado marcado por cornadas y lesiones. En Pamplona, 2001, sufrió una incisión de pronóstico muy grave en el cuello. Ese mismo año tuvo un percance similar en San Sebastián. Sin embargo, la más grave de las cogidas, fue la padecida en octubre de 2011 en la Feria del Pilar de Zaragoza.
La tarde del viernes 7 de octubre, Juan José Padilla resultó gravemente herido en el transcurso de la segunda corrida de la Feria zaragozana. En el tercio de banderillas, cuando el diestro se dispuso a colocar el último par de “palos” a Marqués (el toro procedente de la ganadería de Ana Romero) perdió el equilibrio y cayó al suelo quedando totalmente desprotegido. El astado embistió contra él clavándole el pitón por la parte inferior de la mandíbula y sacándolo por la órbita ocular izquierda.
La gravedad de la cogida hizo que Antonio Val-Carreres, cirujano jefe de la plaza de la Misericordia, decidiera no intervenir, prefiriendo que fuese trasladado al Hospital Miguel Servet. Ya en la UCI del hospital zaragozano, y una vez estabilizado, Padilla fue intervenido por oftalmólogos, otorrinos, expertos maxilofaciales y cirujanos plásticos, confirmándose horas más tarde que perdería la visión del ojo izquierdo y movilidad de ese mismo lado del rostro. A pesar del pesimismo inicial, a medida que fue pasando el tiempo, los pronósticos empezaron a ser más optimistas. Un mes más tarde, y tras una operación de más de doce horas, que incluyó técnicas de microcirugía nerviosa y vascular, los doctores confirmaron que Juan José Padilla podría recuperar la movilidad de la zona izquierda de la cara.
Cuando fu trasladado del Miguel Servet fue al centro hospitalario Virgen del Rocío de Sevilla. Cuando salió del centro, el diestro expresó su intención de volver, en un futuro no muy lejano, a los ruedos: «No tengan pena de este torero porque voy a luchar lo indecible para reencontrarme con todos ellos». Según comenta el Jerezano, en el mes de enero, cuando recuperó los 18 kilos de peso que perdió tras la cogida, sintió verdaderamente que en el futuro podría enfrentarse otra vez a un astado.
“El proceso de rehabilitación ha sido muy duro, constante, pero ha tenido y está teniendo muy buen resultado. Estoy contento por cómo los doctores de fisioterapia y logopedia me han tratado y cómo están llevando toda la recuperación”, comenta Padilla. Estas esperanzas se hicieron realidad el pasado 4 de marzo en Olivenza, cinco meses después de la gravísima cogida sufrida y, contra todo pronóstico, el diestro volvió a ser anunciado en un cartel. “Era un reto que nadie creía posible en tan poco tiempo, volver en 4 o 5 meses, era impensable”, afirma el torero. Las siguientes paradas fueron la Feria de Valencia, de la que salió triunfador, y la Feria de abril de Sevilla. En estas corridas, Padilla tuvo que evolucionar su tauromaquia con toros más “cómodos”.
Un año después del percance sufrido en el coso zaragozano de la Misericordia, llegó el momento de regresar al ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida. Desde el mismo momento en el que se le planteó la posibilidad, Padilla no dudó ni un segundo en anunciarse en la última gran cita del año. Realizó dos corridas, la primera fue el día 10 de octubre, junto a Talavante y “El Juli” y la segunda, dos días más tarde, el día de la patrona. “Quería borrar de la mente todo lo sucedido y volver a demostrar que se puede llegar a conseguir la normalidad y el triunfo”, explica Padilla.
Aquella tarde, Zaragoza se volcó con el jerezano. Nada más hacer acto de presencia un clamor estremeció a todos los allí presentes, quienes dedicaron una larga y emotiva ovación al maestro. “Dentro de la plaza la afición demostró mucho respeto y apoyo. Fuera de ella también me han demostrado un cariño grandioso. Por las calles todo el mundo me abrazaba, me decía frases bonitas… Estoy muy agradecido y emocionado. Zaragoza para mí es algo muy especial”, declara Juan José Padilla.
Durante el transcurso de la primera corrida, el público llevó en volandas al “Ciclón”, que cumplió con más entrega que calidad, cortando una oreja por cada toro. No es hasta dos días después cuando conseguirá su sueño de salir a hombros, según comenta el jerezano. “Al final de temporada todos los toreros queremos terminar con un triunfo en Zaragoza. Yo no había tenido la oportunidad de cuajar un toro aquí. He rematando de la mejor forma posible la temporada”, explica Padilla.
Padilla, según afirma, sólo tiene palabras de agradecimiento hacia la ciudad que le ha cambiado su vida: “Después de mi percance recibí visitas continuamente y se me ha demostrado mucho cariño. La gente me ha regalado muchos detalles y el cariño, lógicamente, va a quedar en mi corazón”. El maestro destacó que esta muy agradecido al doctor Val-Carreres, en quien confió su vida, y al doctor Nadal y la doctora Simón, dos personas fundamentales en la operación y en el transcurso clínico.
El Ciclón de Jerez que un día salió por la puerta de la Misericordia con la vida pendiendo de un hilo, volvió meses después para cruzarla a hombros.
La terrible cogida a Juan José Padilla también es recordada por el fotógrafo de Heraldo de Aragón, Carlos Moncín quien explicó que, en ese momento, muy poca gente de la plaza se enteró de lo que estaba ocurriendo. El fotoperiodista afirma que “hasta que no vio la fotografía en la cámara no se dio cuenta de la gravedad de la pillada al torero”.Moncín confiesa que él no habría publicado en la portada del periódico la cogida, pero que sabe que su profesión es aportar información y ser objetivo.
La repercusión de la cornada a Padilla recorrió medio mundo. “Periódicos internacionales de todo el mundo se hicieron eco de la imagen por lo dramática que era” cuenta Moncín. Sin embargo, el fotógrafo opina que, para él, es una fotografía más y que le hubiese gustado publicar cualquier otra foto.
La entrevista a Juan José Padilla realizada por Javier Clavero:
Entrevista a Juan José Padilla
Informan: Javier Clavero, Enrique Monzón, Paula Peréz y Alicia Mellén
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