Actualmente encontramos varios casos de adicción en los deportes de élite, el más reciente, la confesión de Lance Armstrong, ex-ciclista profesional y ganador de varios Tours. Otros deportistas como Demetrio Lozano o Tania Lamarca han tenido que lidiar con las altas exigencias de la alta competición. Por otro lado, psicólogos deportivos o asociaciones como Abbattar, centrada en ayudar a alcohólicos y toxicómanos, hacen lo posible por acabar con este tipo de sustancias.
El deporte es una actividad que tradicionalmente se ha considerado apropiada para obtener valores de desarrollo tanto personal como social. Practicar deporte implica, en la mayor parte de los casos, afán de superación, integración, respeto hacia los demás, tolerancia, autodisciplina, cooperación o responsabilidad. Unos valores que generalmente son adquiridos a través de la orientación de los familiares, profesores o entrenadores y que deberían permanecer desde que una persona se inicia en la actividad hasta que deja de realizarla.
Según el psicólogo deportivo Fernando Gimeno: “El deporte tendría que ser saludable a nivel físico, psicológico y social, y debería permitir el desarrollo de la persona a nivel integral”. Esto implica la capacidad de cada uno de mejorar respecto a sí mismo y a lo que son sus condiciones, habilidades y recursos, comenta Gimeno. Sin embargo, existen casos, en su mayoría referidos al deporte de élite en los que la actividad se convierte en un trampolín hacia acciones o situaciones menos recomendables. Estos casos son en los que el deportista, por diferentes motivos «no sabe conducir bien su carrera o no es capaz de aceptar determinadas situaciones», afirma el psicólogo.
Algunas de las formas más comunes se deben al afán del deportista por obtener buenos resultados, a la lucha por convertirse en el mejor. En ese momento es donde aparece el fenómeno del “dopaje consciente”, existiendo convivencia entre quien suministra la sustancia dopante y el deportista, según explica Fernando Gimeno.
Para Gimeno hay varios tipos de dopaje consciente: “En el primero hay un acuerdo para obtener unos objetivos de rendimiento, la apuesta la hace el deportista pero también su entorno para que si se alcanzan determinados resultados, las consecuencias y el premio sean importantes». Eso determina que haya personas que pasen las barreras de lo legal . «Son casos en los que la ambición, el querer ganar, es la única explicación», explica Fernando Gimeno. En otras ocasiones nos encontramos con que el propio deportista se dopa, consume sustancias que están prohibidas sin que lo sepa ni siquiera su entrenador, se produce para suplantar la falta de confianza que tiene el propio deportista y recurre a determinadas sustancias sin querer reconocerlo por miedo o vergüenza, comenta Gimeno.
Alejándonos del dopaje, pero sin dejar de lado el consumo de determinadas sustancias, encontramos otro ejemplo de práctica deportiva hasta límites no recomendables. Es la que se sucede de forma abusiva y se denomina adicción al deporte o vigorexia. “Tiene que ver con ingerir determinadas sustancias, pero no de forma ilegal y se da en personas que cada vez necesitan hacer más deporte para obtener sensación de bienestar o placer”, comenta Fernando Gimeno.
Aceptar una lesión o el final de una carrera es otro de los momentos cruciales en la vida de un deportista. Demetrio Lozano, jugador de balonmano del Caja 3 Aragón, durante toda su carrera deportiva ha vivido muchos momentos de alegría (ganar el mundial de Túnez en 2008) y de tristeza (lesiones). El fin de su carrera lo intenta afrontar con entrenamiento y sin dejar de cuidarse, aunque ahora tiene un pequeño añadido, impartir clases en el Centro Internacional de Formación Deportiva de la Universidad San Jorge.
Lozano tiene claro que cuando se retire, si es profesor de balonmano, tendrá que seguir vinculado a la actualidad: “Mi vida es toda paralela al deporte y seguirá así seguramente”. El jugador de balonmano confiesa que lo que más va a echar de menos va a ser el no poder participar en los Juegos Olímpicos o en el Mundial, aunque para llegar hasta ahí haya que realizar unos entrenamientos muy duros. Demetrio Lozano afirma que el deporte no le resulta duro: “Me gusta la exigencia, el competir e intentar medirte con gente cada día, sean rivales o compañeros”.
Lozano comenta que cuando uno se exige al máximo encuentra el límite de su capacidad muscular, pero para saber dónde tienes el límite, hay que lesionarse. El jugador de balonmano explica que en el deporte hay golpes, malas caídas, aspectos que no puedes controlar y que forman parte del juego.
A pesar de que para Demetrio Lozano los jugadores de balonmano no son reconocidos por ser este un deporte minoritario, afirma que sobre todo la gente joven y los aficionados a este deporte sí que le reconocen y no le desagrada dicha situación.
Lozano opina sobre la drogadicción que los deportistas se encuentran dentro de ese porcentaje de gente joven que tienen problemas de este tipo. En concreto el jugador de balonmano explica que hay un momento crítico después de la retirada donde la gente no lo acepta y vienen los problemas. Por otro lado, comenta que el deporte de alto rendimiento no es sano, puede llegar a un nivel que uno se cuide tanto que al final se dañe a sí mismo. “El deporte, como práctica, es saludable y tiene que hacerse dentro de un razonamiento”, afirma Lozano. Además según el jugador del Caja 3: “Hay que entenderlo como un ejercicio que te ayuda a estar bien contigo mismo, encontrar amigos y crear unos retos deportivos que te hacen superarte a ti mismo”.
Por otro lado, la ex gimnasta rítmica española, bi-campeona del mundo y medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996), Tania Lamarca, publicó una autobiografía titulada “Lagrimas por una medalla” junto con la periodista Cristina Gallo. El libro narra la historia contada en primera persona por la ex gimnasta, cómo era su vida de gimnasta, su concentración en Madrid con el equipo nacional, sus triunfos y su retirada.
Hay otros casos en los que el deportista, ya sea durante el transcurso de su carrera, o cuando esta ha finalizado, se inician en el consumo de alcohol u otro tipo de drogas. Pese a que no hay nada más incoherente que un deportista en drogadicción, son muchos los ejemplos de personas que compaginaron la actividad deportiva con diferentes consumos.
El caso más famoso en el mundo del fútbol es el de Diego Armando Maradona y sus conocidos problemas con la cocaína. Sus primeros contactos con la sustancia, tal y como él mismo afirma en su autobiografía Yo soy el Diego, se produjeron entre 1982 y 1983, cuando jugaba en el F.C. Barcelona. Sin embargo, su primer positivo por ingerir dicha sustancia, no llegaría hasta el año 1991, tras finalizar un partido con el Nápoles, equipo de la Serie A italiana del que Diego formaba parte. Dicho positivo le costó 15 meses de sanción al jugador argentino, además gran parte de los aficionados al fútbol perdieron su confianza en él, al tratarse de un mal ejemplo para el deporte. Los “flirteos” de Maradona continuarían hasta el final de su carrera en 1997 y también una vez que ésta hubo terminado, provocando diversos problemas en la salud de “El Pelusa”, el más grave en 2007, cuando tuvo que ser ingresado por una “hepatitis química, aguda y tóxica». Aunque se llegó a temer por su vida, Maradona finalmente fue dado de alta.
Otras celebridades del deporte no tuvieron tanta suerte, como es el caso de Marco Pantani, ganador de Giro y Tour de Francia en 1998. Apodado “El Pirata”, Marco desarrolló una carrera plagada de títulos que se vio estancada en 1999, año en que se le empezó a acusar de estar implicado en diversos casos de dopaje que él siempre negó. A partir de ese momento, Pantani, tal y como se explica en el libro escrito por su madre Era miofiglio, se inició en una profunda depresión que incluyó el consumo de cocaína. Sustancia que, tal y como demostró el informe oficial de la autopsia, fue la causante de la sobredosis que le llevó a la muerte en 2004.
Asociaciones como la de ABATTAR (Asociación Bajoaragonesa Turolense de Toxicómanos y Alcohólicos Rehabilitados. José Bielsa «El Lindo») de Andorra (Teruel) ayudan a recuperarse a personas que se encuentran en situaciones de adicción. Antonio Corral Rubira, presidente de ABATTAR, opina que en muchos casos cuando un deportista tiene una mala experiencia o el hecho de no haber conseguido unas metas puede provocar que consuma algunas sustancias. Corral explica que esto verdaderamente no es por no haber logrado cualquier reto, sino por una falta de autoestima.
“A la hora de imponer un tratamiento no hacemos distinciones entre un deportista y otro que no lo es”, comenta Antonio Corral. La metodología del centro consiste en la realización de grupos de terapia denominados grupos de autoayuda que cuentan con el apoyo a nivel profesional de un médico, una psicóloga y una trabajadora social.El presidente de ABATTAR explica que la duración del tratamiento no es igual para todos, depende de la voluntad rehabilitadora de cada enfermo, aunque una buena rehabilitación debe durar tres años. “El 90 % consigue abstenerse del consumo o conducta si sigue las normas y recomendaciones de ABATTAR”, afirma Corral.
Para Fernando Gimeno, psicólogo deportivo, médicos y psicólogos tienen un código deontológico donde se prohíbe consumir sustancias prohibidas y“esto está implícito y explícitamente presente cuando se trabaja con deportistas”. Algunos de los consejos prácticos para las partes involucradas como jugadores, staff técnico, padres y tutores que ofrece el psicólogo deportivo son:
Informan: Javier Clavero, Enrique Monzón, Paula Pérez y Alicia Mellén.
Video de Demetrio Lozano producido y realizado por Adrián Grimal y Alicia Mellén.
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