Un estudio de Eroski Consumer confirma que los centros de tatuajes de Zaragoza son deficientes en limpieza e higiene. Enfermedades de contagio, como la hepatitis C, pueden ser transmitidas en estos establecimientos si no respetan las condiciones higiénico sanitarias reguladas por el decreto 160/2002 del Gobierno de Aragón. Propietarios de algunos centros advierten contra la mala praxis y consideran que los usuarios deben informarse bien antes de realizarse un tatuaje.
Al hacerse un tatuaje, los riesgos más frecuentes que existen son las infecciones cutáneas, infecciones víricas, alergias y la transmisión de enfermedades por sangre. Para evitar las mismas, los instrumentos deben estar correctamente esterilizados ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los tatuajes realizados con un material contaminado pueden transmitir enfermedades como la hepatitis C, que infecta cada año a cuatro millones de personas en el mundo. Además de esta afección, la tuberculosis, el tétanos, la sífilis y, de forma mucho más esporádica, el VIH constituyen las enfermedades más comunes en los casos de contagio por vía hematógena.
Otra de las consecuencias que se pueden dar al hacerse un tatuaje es el padecimiento de infecciones cutáneas bacterianas. Éstas tienen lugar cuando el microorganismo penetra a través de la piel. Se producen por falta de higiene tanto personal como del profesional que realiza el tatuaje, así como del material empleado o de la higiene posterior. En los diez centros zaragozanos que Eroski Consumer analizó, más de la mitad de los tatuadores no se lavaba las manos ni antes, ni después, ni cada vez que interrumpían su trabajo.
“Lo primero que debería mirar una persona, antes de hacerse un tatuaje, son las condiciones higiénicas de los estudios”, explica Noelia Ruber Radial, tatuadora del estudio Imperium Tattoo. Un local con una buena técnica de esterilización instrumental contará con un ultrasonido y con un autoclave. “El ultrasonido limpia mediante una esterilización en frío y a través de vibraciones los instrumentos. Con éstos ya envueltos, se deben esterilizar en seco en un autoclave que eliminará todas las posibles bacterias, virus o gérmenes en general a una temperatura aproximada de 120ºC”, explica Ruber.
Para David del Monte, tatuador de Urban Hell, “tener controlado higiénicamente un centro de tatuajes significa recibir de forma periódica visitas de un responsable de Sanidad”. En este sentido, Marta Castro, dueña del establecimiento de tatuajes Tim Carter, añade que las inspecciones son sin avisar y, que lo más controlado son los productos y los utensilios empleados.
Aunque en Zaragoza hay 27 estudios, también hay personas que de forma autónoma realizan tatuajes en las viviendas con un control aún menor de las medidas sanitarias. “Ahora hay gente que con la crisis hace tatuajes de casa en casa a menor precio que en las tiendas homologadas. De tal manera que esas personas no cumplirán con las medidas de higiene establecidas en los estatutos”, indica Marta Castro.
Pese a los riesgos a los que se enfrentan las personas que quieren tatuarse, no disminuye el número de clientes que acuden a estos centros. “Ahora se ha perdido el miedo a los tatuajes ya que cada vez más gente de diferentes grupos de edad se tatúan”, indica Noelia Ruber. Sin embargo, no todos conocen las consecuencias de la mala praxis que alguno de estos centros puede llevar a cabo. “Cuando fui a hacerme un tatuaje no me explicaron qué enfermedades podía llegar a padecer, creo que es una información que todos los estudios deberían ofrecer”, explica Alejandro de la Rosa, un joven de 22 años tatuado en Zaragoza.
Infografía de la intensidad de dolor en las diferentes zonas del cuerpo humano:
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