Entrevistas

Josep Pàmies: «El miedo es la principal causa de toda enfermedad»

Desde los 16 años Josep Pàmies ha estado trabajando la tierra como horticultor. Como autodidacta, defiende el poder curativo de las plantas para un gran número de enfermedades como el alzhéimer, cáncer o angina de pecho (que él mismo padeció). Siendo uno de los principales promotores del MMS -una sustancia prohibida en España- y cultivando sus propias plantas, ha recibido numerosas denuncias y multas por su labor, definida por sus detractores como una «amenaza para la salud pública”.

Ha recibido numerosas multas y amenazas para que deje de vender sus productos, hacer recomendaciones o llevar a cabo congresos y eventos. La última de ellas fue hecha por la ministra de sanidad. ¿Por qué cree que le denuncian?

He tenido multas muy graves, de incluso 600.000 euros. La ministra me denunció en la Fiscalía por ir en contra de la salud pública. Pero seguiré haciendo lo que hago. La libertad de expresión está por encima de todos los demás derechos. No hay base para que me denuncien, lo que intentan es pararme con multas y amenazas que nunca van a llegar. Sin embargo, el Gobierno no hará nada en contra de los intereses de otros grupos más poderosos que hay detrás: farmacéuticas, industria alimentaria, eléctrica, bancos…

Hace 7 años sufrió una angina de pecho y decidió tratarse sin medicamentos. ¿Cómo se llegó a curar?

Más que nada, desbloqueando chakras. Cuando se te bloquea uno de ellos se produce un cortocircuito de tu energía. Por ello, la musculatura arterial te aprieta. No deja pasar la sangre y es un dolor físico, pero consecuencia de un dolor emocional. Yo ya no necesito más medicamentos porque mis venas y mis arterias funcionan perfectamente. El miedo es la principal causa de todo.

Usted es una de las referencias en el mundo de las terapias alternativas, ¿cómo cree que ha conseguido tanta popularidad?

El boca a boca es muy importante. Llevamos ya 15 años y hay gente que ha encontrado soluciones con remedios sencillos que nosotros divulgamos en redes, conferencias o algunas consultas gratuitas. En las charlas se dan muchos datos e información. La gente se va a casa con varios folios para después poder digerirlo. Pero son ellos mismos los que deciden lo que van a hacer porque a mi no me van a tener luego.

«El Gobierno nunca hará nada en contra de los intereses de los poderosos que hay detrás: farmacéuticas, bancos, industria alimentaria, eléctrica…»

¿Usted cree que las enfermedades se han convertido en un negocio rentable?

Ahora no se prima la salud, se prima la enfermedad. La enfermedad es un negocio y se necesitan clientes como en cualquier otra empresa. En este caso, los clientes son los pacientes y los enfermos. Una gran cantidad del producto interior bruto viene de estar enfermo. Hay mucho gasto farmacéutico, muchas empresas, muchos asalariados, muchas operaciones con médicos y enfermeras… Todo en la vida es un negocio, pero que se haga con la enfermedad es un crimen.

Algunas de las plantas del invernadero de Pàmies. Una de ellas se señala su uso para la menstruación, corazón, hígado, inflamación y cáncer de mama

El MMS es una sustancia prohibida en España, pero usted la promociona como una herramienta que cura cualquier tipo de enfermedad. ¿Existe algún caso real de su exitosa aplicación?

En África sabemos que la malaria dura horas con ello. Miles de personas se han curado con esta sustancia a un coste de casi dos céntimos por persona. Tenemos compañeros en África que utilizan esa sustancia para curar la malaria de forma casi inmediata y el ébola en tres días. Están ocultando un tesoro que es el MMS. Y lo hacen porque saben que se les desmontaría el chiringuito farmacéutico solo con una planta, solo con un producto o solo con una dieta. Hay tantas cosas que te pueden curar gratis…

Una de las polémicas que se le atribuye al MMS es que contiene un producto similar a la lejía. 

No, no lleva lejía. La lejía es el hipoclorito de sodio que provoca trihalometanos cancerosos al desinfectar  por ejemplo, el agua y es legal. Pero el clorito de sodio, que es el MMS, no provoca trihalometanos cancerosos. En Alemania, Austria y Suiza se ha cambiado la lejía por el clorito porque no provoca cáncer. Es un producto muy seguro que nunca ha matado a nadie, la lejía sí. Y, en cambio, prohíben el clorito, pero no la lejía.

¿Tiene efectos secundarios?

Si los tuviera no se estaría ya utilizando en China para todo tipo de cánceres. O para desinfectar las bolsas de sangre, para desinfectar las lechugas… No tiene efectos secundarios, pero ellos tienen que hacer ver que sí. La aspirina, por ejemplo, ha matado a miles de personas y es legal. Este producto no lo es y no pueden señalar ni una muerte.

¿Los medicamentos más naturales serán una de las principales vías de curación en el futuro?

Sí. Los propios oncólogos reconocen que la quimioterapia es pasado. Por ello hay que recurrir a nuevas terapias como la inmunoterapia para reforzar el sistema inmune. Y las plantas hacen esta tarea muy bien. Los grandes oncólogos saben perfectamente cómo curar, pero no quieren hacer nada porque se les acabaría el negocio. Esto es incitar al terrorismo sanitario. Debería ser penable, sin embargo, es penable lo contrario: curar. Estamos en el mundo al revés.

«Están ocultando un tesoro que es el MMS porque saben que se les desmontaría el chiringuito farmacéutico»

Según usted todo se cura con un sistema inmune en buen funcionamiento, ¿cómo se puede alcanzar?

Mejorando la alimentación, acabando con los miedos, el odio, la falta de amor… Cuando estás enfadado tu sistema inmune falla.

Rosa Murillo fue una mujer que decidió tratarse un cáncer de pecho únicamente con homeopatía siguiendo la recomendación de una médica colegiada. Falleció tres años después debido a una metástasis. 

Imprudentes hay en todas partes. Pero nadie pregunta cuántas Rosas hay entre estas 115.000 personas que mueren de cáncer al año achicharradas con quimioterapia o con radioterapia. La gente busca auxilio en otros tratamientos, pero nunca hay que decir que vayan a salir de ellos. Hay gente que muere, no se puede salvar todo el mundo.

Josep Pàmies, autodidacta, ha recibido diferentes denuncias por sus actuaciones en defensa de los tratamientos naturales

¿Qué es lo que recomienda usted a sus pacientes?

La persona es la que debe decidir si continúa con un tratamiento mixto, con quimioterapia o con uno totalmente natural. Nosotros planteamos tratamiento natural que podía ser el único si así lo quiere la persona. Pero cuando hay cánceres muy graves, la quimioterapia o la radioterapia son muy útiles para parar de golpe el crecimiento. Da mucho tiempo para que luego te limpies con dietas, ayunos, plantas… Es lo que tienen en Suiza, Austria, Alemania y Francia: pueden combinar las diferentes medicinas y eso es lo que no quieren hacer aquí.

Tras tantas multas y amenazas, ¿no ha pensado en dejarlo?

Nunca. El mundo es muy pequeño y es verdad que los monstruos poderosos son muy grandes. Yo no me puedo enfrentar a la bestia pero sí puedo seguir hablando. No me callaré. No me callarán, la palabra es muy poderosa.

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