El pasado mes de febrero visitó la Universidad San Jorge, donde se emitió la película “Maixabel”, dirigida por Icíar Bollaín y que, en 2022, fue ganadora de 3 Premios Goya, entre otros galardones. En una entrevista con dos estudiantes de cuarto de periodismo, Miguel Gómez Cajal y Nuria Rabadán, compartió su experiencia sobre cómo la violencia de ETA afectó a su vida y cómo ha buscado la reconciliación con quienes causaron tanto dolor.
«Los años de la década de los 70, de los 80 e incluso de los 90 fueron muy, muy, muy difíciles», relata. «ETA mataba en aquella época, en la primera, sobre todo a personas con uniforme, es decir, a guardias civiles o policías. Después, ya empezó a matar a personas con otros oficios. Fue terrible».
Durante años, esta mujer vivió bajo la constante amenaza del terrorismo, viendo cómo su libertad se veía restringida por la presencia de escoltas. Sin embargo, con la desaparición de ETA, encontró un nuevo sentido de libertad. «Dejé de necesitar escolta y pude hacer mi vida por mí sola. Disfrutar de la libertad que me daba no tener escolta fue un cambio enorme».
Pero más allá de su propia experiencia, Maixabel decidió enfrentarse cara a cara con aquellos que causaron tanto sufrimiento. «Siempre he creído en la reinserción de los presos», afirma. «Quería darles una segunda oportunidad y también quería saber muchas cosas de lo ocurrido, porque en la audiencia nacional no tuve ninguna oportunidad».
Su primer encuentro con un miembro de ETA fue un momento lleno de emociones. «La sensación que me produjo fue de una persona totalmente abatida, una persona que tenía la autoestima por los suelos», recuerda. «Al final le tuve que decir: ‘Hombre, yo si pensase así, no estaría hoy presente aquí contigo hablando'».
La decisión de hablar con los terroristas no fue fácil, pero Maixabel cree firmemente en la importancia de la reconciliación. «Estas personas habían mostrado arrepentimiento y se habían responsabilizado de sus acciones», explica. «Quería darles una segunda oportunidad y también quería preguntarles muchas cosas y saber muchas cosas de lo ocurrido».
Ella ha seguido buscando reconciliación. «Todo lo contrario. «Después de la película me han parado en la calle para agradecerme, por lo que supone la película», comparte.
Para aquellos que han pasado por estos encuentros, el proceso de reconciliación ha sido complejo. «Se dan cuenta de que eso es así. Hasta el tercer grado, no pueden salir de la cárcel de permisos y, cuando empiezan a salir, se encuentran con que sus compañeros les rechazan», revela.
A pesar de los desafíos, Maixabel sigue adelante con esperanza y determinación. «Creo que es importante seguir adelante y vivir una vida normal”.
Cuenta en la charla que sigue manteniendo el contacto con los asesinos de su marido, “a principios de febrero estuve comiendo con Luis y con su pareja. Cuando me la presentó, me alegré muchísimo porque al final es el poder hacer tu vida normal como el resto de los mortales. A Ibon no lo veo tanto, porque él vive en Vitoria”.
En un país que ha sufrido tanto dolor y división, la historia de Maixabel Lasa es un recordatorio poderoso del poder del perdón y la reconciliación. Con valentía y compasión, ha elegido el camino de la paz en lugar del odio, ofreciendo un rayo de esperanza para el futuro del País Vasco.
Si te ha gustado el artículo, puedes escuchar la entrevista completa a Maixabel Lasa pinchando en este enlace: https://open.spotify.com/episode/1VL1dUm6NxN9ItMlOrhVJw
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