Las nuevas formas de movilidad han generado confusión entre los habitantes de la capital aragonesa. La falta de claridad en la legislatura unida al poco cuidado de los usuarios provoca el desconcierto en las calles mañas.
Las calles de Zaragoza se han inundado de patinetes eléctricos y bicicletas en este último año. Los vehículos de movilidad compartida forman ya parte del “mobiliario urbano”, siendo una novedad que no ha dejado indiferente a ningún ciudadano, quizá por ser un vehículo que se puede aparcar, aparentemente, en cualquier lugar de la vía pública. El gran problema que se ha generado es el caos generalizado. A falta de una legislatura específica, muchos usuarios no tienen consideración con los ciudadanos cuando utilizan los medios de movilidad compartida, en especial los patinetes eléctricos.
Ahora mismo existe un vacío legal en cuanto al uso de estos vehículos. Es un hecho novedoso que ha irrumpido en la capital aragonesa y no existe una ley que lo regule. Fernando Navarro, miembro de Acera Peatonal – asociación que defiende que las aceras de la ciudad tienen que estar libres de obstáculos para los ciudadanos-, asegura que las empresas de movilidad compartida “dan respuesta a una nueva necesidad”, pero se han aprovechado de este vacío legal para poner de moda una forma de transporte novedosa en la que “pueden hacer lo que les parezca”.
En cuanto a seguridad, Navarro apunta que “si las bicicletas son peligrosas porque hacen lo que les da la gana, los patinetes más, porque hacen lo que les da la gana, más rápido y sin ruido”. Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Zaragoza se muestran optimistas y ya están trabajando en una ley que los regule. Se espera de que esté vigente en el plazo de dos meses.
¿Una ciudad sin ley?
La instrucción 124/16 de la DGT, establece una serie de pautas con respecto a los vehículos de movilidad personal. Esta normativa explica, entre otras cosas, que los vehículos de movilidad personal –también los eléctricos- no pueden circular por las aceras. Además sería el Ayuntamiento de cada ciudad el encargado de establecer las limitaciones. Sin embargo, muchas empresas y usuarios de los patinetes eléctricos se amparan en que no se han definido categóricamente como vehículos y en que el Ayuntamiento no ha establecido ninguna normativa. En este mismo sentido, el presidente de Aceras Peatonales asegura que “si se denunciase al Tribunal Supremo, este daría la razón a los peatones y establecería la prohibición de que circulen por las aceras porque son vehículos”.
Por otro lado, hay una clasificación en distintas categorías de los patinetes existentes –en cuanto a potencia, características técnicas, etc.-. Además, se especifica qué transportes se consideran vehículos en la ley de tráfico y no podrían circular por las aceras.
Las asociaciones tienen claros varios motivos que han llevado al Ayuntamiento de Zaragoza a actuar. Los problemas continúan en aumento. Como hemos mencionado, los patinetes eléctricos circulan por las aceras. Muchos lo hacen a altas velocidades (los vehículos alcanzan los 30 km/h) y poniendo en peligro a los viandantes. Al principio sucedía con los patinetes eléctricos particulares, pero el problema ha crecido al compartir este tipo de vehículos.
El propio presidente de Acera Peatonal exige más claridad en varias cuestiones. Por ejemplo, según apunta, no se pueden contabilizar el número de accidentes que tienen lugar con estos medios de transporte. Existen códigos que tipifican las causas de accidente y en los sucesos con estos vehículos se clasifican como “accidente común”.
Otro de los asuntos que genera controversia es su estacionamiento. A efectos prácticos está permitido “abandonar” los patinetes en cualquier vía, independientemente del tamaño de la acera o su situación. Varias empresas culpan a los clientes de esta situación, pero lo cierto es que estas mismas compañías tampoco cumplen. A primera hora de la mañana, colocan los patinetes en las calles zaragozanas. Habitualmente los disponen en fila, y más de una vez lo hacen obstaculizando zonas frecuentadas por peatones. La falta de consistencia legal permite que, por un motivo u otro, los viandantes se vean afectados por este caos. Sin embargo, la normativa de la DGT explica que ningún vehículo puede aparcar en la acera. La excepción está en las motos y las bicis. Así, con la ley en la mano, tampoco estaría permitido si no se ampliasen las excepciones a los patinetes eléctricos.
Los más sufridores
Más allá del desorden y descontrol que supone para la ciudad, hay colectivos de personas que se ven severamente afectados. Son las personas usuarias de silla de ruedas, aquellos que padecen una discapacidad visual, las personas de edad avanzada… Todas ellas encuentran un obstáculo cuando se cruzan con un patinete o una bicicleta mal aparcada en una calle estrecha o con usuarios que circulan a altas velocidades. De hecho, Nerea de la Natividad, usuaria de silla de ruedas, afirma que “se debería tener una mayor consideración con los grupos de personas que tienen dificultades añadidas”. Y es que además, según asegura Paloma Román, directora de comunicación de la empresa Koko, “los patinetes deberían circular por los carriles bici y las carreteras, aunque si lo hiciesen por las aceras debería ser a la misma velocidad que los peatones”, algo que no cumple ningún cliente.
Por último, surge otro dilema, también en materia de seguridad. A pesar de que las empresas recomiendan utilizar el casco, la realidad es que prácticamente nadie hace caso a ese consejo. Este hecho hace que los vehículos se vuelvan todavía más peligrosos para quienes los dirigen.
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