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Una pandemia en ambulancia

Ambulancia atendiendo a un servicio de urgencias. Fuente- Heraldo de Aragón

Muchas son las profesiones que han sido denominadas como «indispensables» en la lucha contra la pandemia. Miguel Sánchez, nombre ficticio utilizado para preservar el anonimato del protagonista, es Técnico en Transporte Sanitario y Emergencias Sanitarias desde el mes de marzo, pero lleva ejerciendo como voluntario desde hace tres años en este tipo de organizaciones en la ciudad de Zaragoza.

El estallido de la situación comienza a mediados de marzo. Antes de ello se insistía en restarle importancia a la enfermedad, que ha pasado de lo que parecía ser una simple y controlada gripe a una pandemia mundial. Desde el comienzo de cada turno de trabajo empiezan a palparse el miedo y la incertidumbre. Con estos, llegan los protocolos continuamente cambiantes e, inevitablemente, un importante cansancio físico y mental.

Lo que comienza como una mañana de normal apariencia se convierte en un turno de trabajo de 12 horas en las que en muchas ocasiones el tiempo para comer o hidratarse es mínimo o incluso inexistente. Los turnos suelen ser de 12 horas por cada 48, pero la situación de emergencia sanitaria flexibiliza los horarios. «Tu cuidas al técnico que llevas al lado y él hace lo mismo por ti», confiesa. La muda de Equipo de Protección Individual (EPI) es constante, perdiendo la cuenta de cuántos guantes o mascarillas se han podido llegar a utilizar durante la jornada. 

Después de una llamada llega otra, y después de esta, otra. Los servicios no disminuyen y el número de contagios no deja de aumentar. Mucha gente, temerosa de acudir al hospital, se niega al traslado y la atención médica por el riesgo al contagio. Sin embargo, el recibimiento a los servicios médicos a las llamadas de urgencias por parte de los vecindarios era caluroso, muchos eran los vecindarios que recibían a estos sanitarios entre aplausos.

Son guerreros/as que siguen adelante y no se rinden

Miguel Sánchez, técnico en Transporte Sanitario y Emergencias Sanitarias

Los sentimientos de compañerismo y unidad ante lo que nos enfrentamos cada vez son mayores entre los trabajadores de los propios servicios sanitarios. Ya no hay distinción entre profesionales, voluntarios… Si algún día lo hizo, hoy ya no nos importa el color del uniforme. Lágrimas, cansancio, agotamiento… son emociones que se encuentran cada día en el equipo de sanitarios «Son guerreros/as que siguen adelante y no se rinden», añade Miguel Sánchez.

El miedo, el estrés, el cansancio y la preocupación son mayores entre los profesionales que velan por nuestra salud y atienden a nuestras urgencias. Estas sensaciones, por desgracia, aumentan de manera directamente proporcional al número de contagios, a las cifras de fallecidos y a la enorme sensación de inseguridad que ya se extiende entre la población de manera más agresiva que el propio virus. Médicas, enfermeros, celadoras, ambulancieros… Sanitarios. Un sector que, pese a las críticas y a la hipocresía de la que son víctimas en innumerables ocasiones, está demostrando su valía y vocación en los momentos más difíciles.

Se enfrentan al virus en primera línea de batalla y, pese a que su valía no se demuestre en hacerlo sin miedo, sí se desvela en el ánimo y la entereza con la que afrontan este temor para velar por la salud de todos nosotros.

Acerca del autor

Noelia Amorós Nogueras

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