Nació en León hace treinta y tres años. Estudió Comunicación Audiovisual. Ha sido ayudante de producción de promociones en Antena 3 Madrid y locutora en “Hoy por hoy” de la cadena Ser Salamanca. Actualmente, presenta la edición del fin de semana de los informativos de Aragón TV y su rostro se ha convertido en uno de los más conocidos del panorama televisivo aragonés. Es la encargada de presentar la inauguración del XIII Congreso de Periodismo Digital de Huesca.
Jorge Lisbona.- Antes de ser presentadora en Aragón TV ha pasado por prensa, radio y televisión. ¿Cree que es importante probar en todos los medios antes de decantarse por uno de ellos?
Mirtha Orallo.- Yo estudié Comunicación Audiovisual. Éramos de los primeros y, por entonces, nadie tenía muy claro en qué consistía esa carrera. Había muchas asignaturas relacionadas con el cine y el lenguaje audiovisual. Yo hice prácticas en radio, en televisión, tanto en la parte técnica como en la parte periodística y también estuve en producción de televisión en Antena 3 Madrid. Lo de ser presentadora fue algo que a mí nunca me gustó. Nunca pensé que me dedicaría a ello. Creo que si alguien tiene muy claro que quiere hacer radio, televisión o prensa puede apostar por formarse específicamente en ese medio, pero lo cierto es que ahora nos piden hacer de todo, tenemos que ser multitarea.
J.L.- ¿Qué le llevó a ponerse delante de las cámaras?
M.O.- Yo nunca pensé en ponerme delante de una cámara. A mi me gustaba mucho más el mundo técnico: los documentales, el rodaje, los guiones…Entré de prácticas en una televisión pequeña donde manejaba la grúa del plató, lanzaba los vídeos, hacía sonido en programas etc. Se fue una presentadora y mi jefe me dijo: Me gustan tus ojos, te vas a poner a hacerlo tú. Le dijo que no y me contestó: Pues entonces te irás a la calle. En esta vida hay que saber adaptarse. Yo pensé que nunca sería capaz de hacerlo bien, de conseguir que el resultado fuese natural. Fueron unos principios horrorosos. Por eso, yo siempre digo que todo el mundo vale. Si yo he sido capaz, cualquiera es capaz. Es un trabajo duro, de mucha práctica y, lógicamente, coger naturalidad frente a una cámara o un micrófono no es sencillo porque no estás acostumbrado, aunque en mi época era más complicado. Entonces, teníamos que mirarnos al espejo para ensayar los gestos. Ahora te puedes grabar con el móvil y pasarle el vídeo a tus amigos para que te saquen los fallos. Es mucho más fácil que vosotros podáis superar el miedo a hablar en público.
J.L.- ¿Se sufre durante los primeros años después de terminar la carrera?
M.O.- Llevo desde los veintidós años, y voy a hacer treinta y tres, presentando informativos y nunca he tenido un contrato de más de un año, ni siquiera aquí. Ahora acabo de firmar mi séptimo año de contrato. He estado en medios en los que he ido encadenando contratos de tres o seis meses e incluso he llegado a estar trabajando sin contrato. Nadie tiene el futuro asegurado. Un claro ejemplo de ello es lo que le pasó a Rosa María Mateo, que empezó en Televisión Española, luego trabajó en Antena 3 con un caché inmenso y hubo un día en el que ni siquiera pudo entrar en el edificio porque le habían quitado el pase. El periodismo es un mundo que se ha convertido en algo muy cruel. Quizás antes se valoraba más la personalidad, pero hoy en día manda mucho el dinero y los intereses políticos y mediáticos. Nadie tiene a salvo nada. Yo tengo compañeros que trabajaban en televisión y con la crisis han acabado de telefonistas o de vendedores de ropa. Desde que empezó la crisis, más de 5.000 periodistas se han ido a la calle y se han cerrado multitud de medios. Las cosas están muy complicadas para los que llegáis, pero a favor vuestro tenéis que es mucho más fácil montárselo uno mismo, ser emprendedor. Si tu información es de calidad siempre podrás mantenerte a flote, pero quizás reubicando la profesión. Hemos pasado del periodista asalariado a hacer un periodismo en el que tú te lo guisas y tú te lo comes.
J.L.- ¿Por qué seguir apostando por carreras como periodismo o comunicación audiovisual?
M.O.- Si es algo vocacional, no encontrarás nada que te satisfaga más aunque esté mal pagado y sea precario. Creo que la economía y los nuevos modos de contratación han hecho que se haya perdido ese espíritu de ‘cuarto poder’, de denuncia social y alguien lo tiene que recuperar. Pienso que el dinero y los intereses comerciales y políticos no deberían determinar el rumbo de la información. La gente quiere que le cuenten historias con veracidad y no tienen por qué estar teledirigidas desde el poder. Habrá que luchar por ello, pero esa ha sido la historia del periodismo desde sus inicios. Creo que la gente va a demandar información siempre. Por ejemplo, Aragón TV se consolidó el pasado de mes de febrero como la tercera autonómica más vista y uno de los picos de audiencia de dicho mes fue en el informativo del sábado de la gran nevada, con un 30% de share. La gente quería saber si la carretera estaba libre de nieve o si sus hijos tendrían colegio el lunes siguiente. No fue una gran exclusiva. Simplemente era una noticia de interés general que demuestra que la información sigue siendo muy importante. Sin información, el mundo se convertiría en una especie de 1984 de George Orwell.
J.L.- ¿Dónde se ha sentido más cómoda: dentro o fuera de un plató?
M.O.- Con el paso de los años aprendes a sentirte cómoda delante de las cámaras. A mi ‘me pone’ la actualidad, la última hora, la tensión y el tener que saber reaccionar. En un plató aprendes a sentirte cómodo. No conozco a nadie que haya estado cómodo desde el primer momento. A mí me gusta más la creatividad de estar detrás, pero la vida me ha llevado por este camino. Lo que más me gustaría hacer es radio porque es mucho más cómodo, permite mucha más frescura e inmediatez en la noticia. Si te gusta el periodismo de última hora, lógicamente te gusta más estar detrás. Por eso, la radio nos obnubila a todos.
J.L.- ¿Qué se siente al estar sola ante el peligro a la hora de presentar un informativo?
M.O.- No estás solo. Siempre he dicho que si el señor de sonido no pincha tu micrófono, tú puedes hablar pero nadie te oirá. También es muy importante la relación que tengas con el realizador y el editor. Hay realizadores que están todo el rato hablándote por el pinganillo y te sientes muy arropada mientras que otros no hablan pero sabes que están ahí…Hay muchas veces que te piden responsabilidades por cosas que no dependen de ti. Eres el centro de las miradas. Los espectadores opinan sobre tu vestuario, tu peinado…son cosas que no dependen del propio presentador. En muchas ocasiones, tú hubieras querido contar las cosas con otro toque pero no puedes por la línea editorial del medio en que trabajas. Uno no cuenta lo que quiere, cuenta lo que le dejan. Siempre intentará buscar la veracidad, pero, como en las elecciones, cada uno analiza la realidad desde el punto de vista que le interesa. Hay que ser ilusos, hay que adaptarse al medio en que trabajas y a los intereses comerciales. A mí me han llegado a pedir explicaciones por algunas imágenes que hemos emitido, pero aquí es el editor quien decide. Sin embargo, como la gente solo ve tu rostro te reclama a ti.
J.L.- ¿Qué responsabilidad tiene el presentador en las noticias que lee?
M.O.- El presentador puede rehacer o completar la noticia. Por ejemplo, a mí no me gusta comenzar con una pregunta de cara al espectador, creo que es un estilo que está muy manido. Si un redactor me lo pone así, yo lo cambiaré. Al final diré lo mismo, pero con mi estilo. Además de presentar, redactamos y damos ideas. Sacar adelante un informativo es un trabajo de equipo, pero la gente de la calle solo te ve a ti.
J.L.- ¿Cómo se viven los directos en los que suceden grandes noticias de última hora?
M.O.- El último ejemplo lo hemos vivido con el incendio en la comarca de la Ribagorza. En la redacción hubo carreras, llamadas telefónicas…pero a la hora de presentar un informativo, no dejan que las prisas y la tensión del momento lleguen al espectador. Aquí se podrían vivir muchas carreras, pero salvo una llamada que no entró, todo estaba muy medido. Podía haber caos y podía no saberse cómo se iba a desarrollar el informativo, pero ahí entra en juego la labor del buen presentador: el transmitir calma mientras que tú estás pisando el pedal del auto cue, estás atento al ordenador, te están hablando al oído varias personas a la vez…eres el encargado de filtrar todo ese caos.
J.L.- En ese tipo de situaciones de última hora, ¿Cómo se organizan los redactores? ¿También echan una mano los redactores de otras áreas, como por ejemplo, la de deportes?
M.O.- Depende. Aquí está todo bastante dividido. Cuanto más pequeño es el medio de comunicación, más te toca hacer de todo. Yo he tenido que presentar informativos en televisiones locales teniendo que peinarme yo, maquillarme yo y buscarme mi propia ropa. Eso te da muchas tablas. Si algún día el maquillador se retrasa sé arreglarme yo misma. De cara a la cámara sucede lo mismo. Tienes que estar dispuesto a todo. A mí me ha tocado, en un medio local, tener que retransmitir una cabalgata vestida de bruja cuando también era la presentadora del informativo. Tuve que ponerme deprisa y corriendo una americana para poder presentar el informativo. Si no hay medios, uno tiene que adaptarse a este tipo de situaciones. A veces te sientes incluso un poco ridículo.
J.L.- ¿Cuál debe ser la actitud de un presentador a la hora de leer las noticias?
M.O.- Hay que ser un poco actor, pero no se deben dejar a un lado las emociones. A mi me interesa más saber qué contamos que sonreír o hacerlo muy bien. A veces es difícil, pero creo que si tú te crees lo que lees lo vas a transmitir mucho mejor. Tienes que saber mantener controlados tus gestos. Debes filtrar todo lo que te rodea. Tú puedes llevar los nervios por dentro pero el truco es que nadie lo note.
J.L.- ¿Qué opina sobre la actitud que han tomado algunos partidos políticos en los últimos meses a la hora de retransmitir un mitin? ¿Cree que sin preguntas no hay periodismo?
M.O.- En este sentido, soy muy guerrera. Me parece muy mal cómo está montado actualmente el negocio. En ocasiones, el periodismo, en demasiadas ocasiones, está cayendo en ser un negocio y en no querer ser incómodo para nadie, que es peor todavía. Y es que, si alguien te censura, tú estás a gusto con lo que has escrito, pero a veces llegamos a la autocensura porque tú sabes en qué medio estás y de qué pie cojea. Una vez trabajé en un medio fuera de Aragón en el que dejé de dar una pequeña crisis de legionela que sabíamos que había en el aire acondicionado de un gran centro comercial porque era el mayor anunciante de esa cadena, que entonces era privada. Todo está muy mediatizado. A nivel político es una vergüenza que haya ruedas de prensa sin preguntas. Eso se llama nota de prensa y, para eso, me la pueden enviar por fax como se hacía antes. Ahora está muy de moda entre los partidos políticos y las grandes compañías con dinero el hecho de que ellos organicen algo y tú, por falta de medios o porque a ti te parece que eso no es noticia ese día, no acudes al acto. Entonces, muchas veces llaman y preguntan por qué no se ha ido a cubrir ese acto.
J.L.- ¿Cuál ha sido la noticia que más le ha costado dar?
M.O.- No sabría destacar una porque en esos momentos no eres consciente de lo que sucede, te inmunizas. Recuerdo que siendo redactora cubrí mi primer accidente con varios muertos. Me impactó mucho porque llegué al principio y aún no habían acudido las ambulancias. Después de hacer mi trabajo me fui a casa y estuve unos días hecha polvo, pero presentando no sabría destacar un momento. Vives muchos momentos pequeños de tensión, pero nada muy mítico.
J.L.- ¿Qué noticia le gustaría dar?
M.O.- Tampoco sabría escoger una. Noticias bonitas hay muchas, pero si no eres utópico, tú lo que quieres es contar la realidad, sea cual sea. Lógicamente, todos queremos el fin del terrorismo etc. pero me parece más importante que un reportaje tuyo de denuncia consiga su objetivo. Cuando cayeron las Torres Gemelas hubo presentadores que estuvieron nueve horas en antena. Es un reto que recordarán toda su vida, pero lo verdaderamente importante no son esas nueve horas o el estrés que pasaron sino que estuvieron presentes en un hecho que ha cambiado el mundo.
J.L.- ¿Hay algún momento de su carrera que recuerde con especial cariño?
M.O.- Mis primeras fiestas del Pilar. Yo soy de León y había pasado por Zaragoza alguna vez porque voy mucho al Pirineo, pero nunca había estado en las fiestas. El primer año teníamos muy pocos medios para hacer el directo, aunque ahora tenemos auto cue, ordenadores y conexión a Internet. Al principio íbamos unos ocho o diez días a hacer el informativo a la Plaza del Pilar y ver a la gente durante la ofrenda de flores me gustó mucho. La Expo 2008 fue otro momento de emoción y, a nivel personal, recuerdo con mucho cariño un congreso en 2007 en el que vino la fundadora del Circo del Sol y yo presenté el acto frente a miles de personas en la Sala Mozart del Auditorio. También recuerdo con emoción los premios Aragoneses del Año y, en especial, el momento en que Joan Manuel Serrat le entregó el premio a Labordeta. Serrat subió al escenario, me dio un beso en la mano y me dejó un poco descolocada.
J.L.- ¿Cómo lleva que la gente le conozca por la calle?
M.O.- Si yo quiero, no me conocen. Soy bajita, suelo llevar gafas y visto de una forma bastante informal. Tampoco hablo como locuto. En el supermercado al que voy habitualmente sí me conocen. Si voy muy ‘de andar por casa’ no suelen reconocerme mucho por la calle, aunque si voy de traje, maquillada y con lentillas sí. Los niños me enternecen mucho y me encanta que se acerquen a saludar.
J.L.- Estuvo implicada en el proyecto 3d5 con los Violadores del Verso, un hito en televisión a nivel mundial. ¿Cómo valora esta experiencia?
M.O.- Era la primera vez que se retransmitía un concierto de estas características en 3D. Salió todo muy bien y estamos muy contentos con el resultado. Lo más difícil fue convencer a los responsables de que la gente joven a la que le gusta ese tipo de música no era problemática y no tenía por qué serlo. Vinieron miles de personas y no hubo que atender a ningún incidente. No obstante, al principio, el concierto iba a ser en la Torre del Agua pero finalmente se desestimó la idea porque nos podían grandes medidas de seguridad debido a que no se fiaban del propio público. Muchas veces, el reto es demostrar que, aunque seas gente joven, si tienes ganas no quiere decir que seas irrespetuoso. Para este proyecto hubo que buscar dinero. Por aquel entonces, la situación económica de las administraciones era mejor que la de ahora y, poco a poco, se consiguió.
J.L.- ¿Qué opina de todos los cambios que están generando las nuevas tecnologías en el periodismo y en la propia sociedad?
M.O.- No soy ninguna experta en nuevas tecnologías, pero al estudiar comunicación audiovisual aprendí a usar varios programas de edición y montaje. Me encantan las posibilidades que te ofrecen los blogs, como es el caso de los hipervínculos, que enlazan contenidos. En cuanto a las redes sociales, soy muy prudente al respecto. No tengo ni Twitter ni Facebook, aunque esto no quiere decir que no me entere de lo que pasa allí. Considero que son una gran intromisión a la intimidad si no los gestionas con mucho cuidado. Como curiosidad, hoy en día hay más usuarios en Facebook que población mundial hace dos siglos, pero en mi situación personal, al ser la cara de un informativo de una cadena pública entiendo que no debo dar mis opiniones libremente porque hay gente que puede tomárselas, en vez de como una opinión personal, como una opinión de la cadena. Las redes sociales tienen una parte buena, que se ve claramente en lo que sucedió en la Primavera Árabe, pero la parte mala es que, en este mismo caso, al llegar las elecciones, ese espíritu se ha diluido completamente porque los promotores eran jóvenes urbanos, que son minoría. Parece que ahora se le ha dado un poco la vuelta a la tortilla y han votado a gente bastante conservadora.
[…] Mirtha Orallo ha hecho suya la tarima señalando tanto lo bueno como lo malo de esta era digital y de la inmediatez: transmisión de información como nunca antes se había dado, sobre-información o la falta de control de la veracidad. Haciendo uso de su batuta para que algunos de los protagonistas reciban los primeros fogonazos de las cámaras. […]