Este escultor aragonés formado en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza y especializado en las artes aplicadas a la escultura es el autor de “El sueño de las piedras”, la próxima exposición del Espacio en blanco que podrá visitarse del 27 de marzo al 30 de abril.
A través de su obra en alabastro y piedra negra de Calatorao, Federiko Martín intenta transmitir aquello que cada piedra contiene y que el escultor oye y talla. Entre alguno de los lugares en los que ha expuesto se encuentran: Cámara de Comercio de Teruel, Bienalita Artística de Valencia, Casa de Cultura de Almería, Sala de Exposiciones de Ayerbe, Casa de Cultura Orgiva de Granada u Okuparte en Huesca.
Dragón Digital: ¿Cómo te iniciaste en el mundo del arte?
Federiko Martín: Desde la juventud me ha interesado mucho por lo que decidí entrar en la Escuela de Artes y Oficios donde aprendí la técnica de la escultura, la piedra, la madera, la forja…
Siempre he estado vinculado a las obras de arte, ya sea como restaurador o como escultor, hasta que hace 7 u 8 años monté mi propio taller de escultura. Ahora aunque no siempre puedo trabajar con ella porque es muy complicado vivir de la escultura, siempre está en mi cabeza.
D.D.: ¿Qué es para ti la escultura?
Una forma de expresión artística como cualquier otra que en algunas zonas geográficas está infravalorada quizá porque los propios escultores no la hemos sabido acercar a la gente para que la compre y ponga en su casa. Supongo que si no hiciese escultura, encontraría otra forma con la que expresarme.
D.D.: ¿Qué buscas transmitir con tus obras?
Trasladar perplejidad y asombro. Busco desconcertar al observador desde la cercanía, que no se espere mis piezas. Pese a que hago obras figurativas, humanas y de todas las geometrías y volúmenes diferentes, considero que no es difícil comprender mis trabajos.
D.D.: ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Realmente sientes que cada piedra te dice cómo debes modelarla?
A veces me nutro de la literatura y cuentos como Alicia en el país de las maravillas. De alguna forma la literatura hace un dibujo en tu cabeza que intentas llevar a cabo.
Otras veces, la misma piedra te marca qué debes hacer y el resultado final surge poco a poco. Para mí es muy importante la cercanía con las piedras en el taller. En ocasiones, de tanto verlas día a día, voy dibujando en mi cabeza aquello que haré en esa piedra aunque en ese momento esté involucrado en otra obra.
D.D.: ¿Dónde buscas la inspiración? ¿Tus obras son fruto de una rutina disciplinada o de ciertos momentos de inspiración?
A veces viene de los sueños, la naturaleza, la literatura… un poco de todo. Igual que trabajo diferentes piedras y estilos, la inspiración viene de diferentes lados.
Si no tengo prisa por alguna exposición, me dejo llevar sin horarios ni rutinas pautadas. Soy bastante liberal e intento no obsesionarme. Además, ahora mismo me es muy complicado vivir de la escultura por lo que debo combinarla con otras actividades y trabajos.
D.D.: ¿Cuáles son los referentes artísticos presentes en tus obras?, ¿dentro de que estilo o corriente artística te encuadrarías?
Con los años cada uno adquiere su propio bagaje con aquello que ha visto y experimentado. Personalmente, no creo responder a ninguna corriente en concreto, el expresionismo sería lo más cercano.
Me gusta experimentar e improvisar en todo momento. Últimamente hago piedras con móviles encima, piedras de mayor tamaño y peso que con las que había trabajado hasta ahora pero, quién sabe qué haré en un futuro.
D.D.: ¿Cuáles son tus técnicas más utilizadas?, Trabajas el alabastro, mármol y granito, ¿por qué estos materiales y no otros?
Casi todas mis obras tienen algo de piedra cincel y martillo.
Como no tengo ventas fijas, evito invertir en material sin saber si después voy a vender la obra por lo que intento adquirir el material del propio campo.
Es realmente asombroso lo que puedes llegar a sacar de una piedra cualquiera que sin tener una forma bonita en un primer momento, acaba teniendo magia.
D.D.: ¿En qué medida piensas en el público y sus gustos mientras esculpes?
Muchas veces me dejo llevar y me mueve más el impulso de hacer la pieza que el tener en cuenta su posible venta. La gente ve piedra trabajada y se maravilla sobre todo al pensar en la dureza del material y lo que cuesta modelarlo.
D.D.: ¿Cómo es un día normal en la vida de Federiko Martín?
En los últimos meses nada más levantarme ya pienso en ir cuanto antes al taller con algo de comida y aprovechar el máximo posible las horas de trabajo, de 9 a 19 horas aproximadamente.
Gracias a trabajar en el exterior puedo nutrirme de la naturaleza y de cosas tan fabulosas como del paso migratorio de las aves.
Más información sobre «El sueño de las piedras», aquí.
Informa: Leyre Beazcochea.
Comentar