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Hipnotizados por la hipnosis

Momentos previos a la sesión de relajación con Lisbet Rodríguez. Foto: Víctor Tomás Moliner

¿Qué se esconde detrás de esta controvertida terapia psicológica? ¿Sugestión, hechizo, cuento o eficaz técnica para curar enfermedades? Recuéstese en el sofá, relájese y se lo contamos.

TEXTO Y FOTOGRAFÍAS POR BELÉN SANCHO LIGORRED

Siento decir que si tu sueño era hipnotizar al jefe para que te suba el sueldo, eso no va a ocurrir. Siempre nos han hecho creer en los shows de la televisión que el hipnotizador contaba hasta tres y la persona quedaba en sus manos. Nada más lejos de la realidad. Decidí sumergirme en este mundo para saber qué había de verdad en la práctica de la hipnosis y qué se pretende realizar con ella.

Mi primera sorpresa fue desde casa cuando puse en el buscador: “hipnosis en Zaragoza”. Miles de anuncios aparecieron en mi pantalla de psicólogos, “psicólogos” y personas que decían curar absolutamente todo (o eso parecía) a través de la hipnosis. Dejar de fumar, adelgazar, eyaculación precoz, parto sin dolor… Aquella terapia parecía ser la panacea. El problema es que yo no fumo, no necesito adelgazar, no tengo pene y no estoy embarazada. Tenía que buscar algún vicio que tuviera para comprobar si realmente funcionaba esa terapia o no.

De entre tantos anuncios me decidí por varias consultas que parecían serias y me dispuse a llamar por teléfono. En esa primera llamada, me di cuenta de que la hipnosis no curaba en una sola sesión. La terapeuta que me hablaba al otro lado del teléfono me explicaba que para este proceso se necesitaban varias sesiones con un diagnóstico previo. Ahí se evidenció el primer mito: la hipnosis no es algo instantáneo. A pesar de ello, decidí ponerme en contacto con otra consulta que pudiera atenderme, y hablar más detenidamente sobre el tema.

Para escribir sobre este tema, primero debía saber qué se siente cuando una persona se somete a un proceso así. Hablé con Lisbet Rodríguez, psicóloga y practicante de esta terapia en Psico-vida, para que en una sesión me demostrara cómo es esta técnica. Al entrar en ese despacho se respiraba paz además de un fuerte olor a incienso y de una música suave que creaba un perfecto ambiente. El sillón, música de fondo, oscuridad y ella como lazarillo en mi propio pensamiento.

No sé realmente el tiempo que estuve, pero la tranquilidad y el relax que sentía era absoluto. Claro que tampoco había dormido siesta, quizás por eso fue más fácil someterme a ello.

El mayor temor al que me enfrentaba era el desconocimiento del límite de esta práctica. Pero más que práctica, es una herramienta. Una herramienta que puede ser tan lícita como otras y que puede hacer mucho bien a las personas, siempre y cuando se trate por profesionales. Al igual que en otras profesiones, existe mucho intrusismo. Gente que se hace pasar por profesional de hipnosis sin tener un título que certifique ser psicólogo. Lucía Tomás, psicóloga aragonesa y conocedora de esta técnica, califica a estas personas de “charlatanes” que pueden llegar a hacer mucho daño, no solo a la profesión, sino a sus pacientes como principales afectados.

LUCÍA TOMÁS: “SI CAES EN MANOS DE UN CHARLATÁN, ADEMÁS DE SACARTE EL DINERO, TE PUEDE ESTROPEAR LA MENTE”

Otro de los mitos que he podido desmentir en primera persona es el de que no quedas a merced del terapeuta. El paciente está consciente de lo que hace, ya que tiene que seguir las pautas que el profesional indica. Lo más complicado, en un primer momento, es dejar tu cuerpo de lado para que tu mente sea la protagonista. Mientras ella me guiaba desde el otro lado, yo imaginaba que caminaba por un bosque donde respiraba la tranquilidad del lugar. Conseguía llegar a una cascada al final de ese bosque donde cada vez que yo me sintiera mal, sentiría “tranquilidad y poder”, según la terapeuta. Realmente la sesión funcionó. Todo el estrés que tenía de ese día se esfumó, y por un instante pude estar totalmente relajada abandonando mi cuerpo para ser solo mente. No sé si tendría algo que ver esa cascada para que nada más salir de la consulta tuviera que ir rápidamente al baño.

Pese  a ser una técnica famosa, muy pocos conocen realmente cómo funciona y en qué puede ayudarnos.
Pese a ser una técnica famosa, muy pocos conocen realmente cómo funciona y en qué puede ayudarnos.

No es la panacea

Uno de los problemas de la hipnosis es el empleo de esta como la solución ante todo y ante todos. Aunque puede ser una herramienta muy útil, no todo el mundo puede someterse a una hipnosis. El sujeto tiene que estar dispuesto a ello y realizarle una prueba de   sugestionabilidad que mida sus facultades. Una persona que no confíe en el proceso y que no quiera someterse a ello es imposible de hipnotizar. Algunos psicólogos la emplean como una parte más de la terapia con un paciente. Lucía Tomás considera que puede llegar a ser muy útil, pero solo para algunas personas. “La gente que promete cosas con la hipnosis está engañando”, afirma de forma contundente. Considera que es una técnica que puede servir a algunas personas, pero cree que la terapia cognitivo conductual es más eficaz en la investigación además de ser la más rápida. Para Lucía Tomás, los niños son los mejores pacientes de hipnosis debido a la gran imaginación que poseen y gracias a ello las sugestiones son más fáciles que con una persona adulta.

En los últimos años, la hipnosis ha dado grandes saltos utilizándose para prácticas como el tabaquismo, adelgazar e incluso la eyaculación precoz.

LISBET RODRÍGUEZ: “LA HIPNOLOGÍA NO ES UNA CARRERA (…) ES UNA TÉCNICA QUE SE DEBE UTILIZAR POR PROFESIONALES, NO POR MAGOS”

La hipnosis como terapia para dejar de fumar es una buena técnica, pero no inmediata y en la que tienes que estar totalmente convencido de querer dejarlo. El tiempo varía según la persona, ya que no todos tienen la misma capacidad.

Una de las anécdotas más curiosas que me contó Lisbet fue la de cómo ayudan a los eyaculadores precoces. Hacen uso de historias en las que se busca la comparación entre algo que le resulte familiar al paciente y el problema. Por ejemplo: la profesión. A un albañil se le podría plantear un símil entre el levantamiento de una grúa y el de su pene. Es una técnica que funciona muy bien porque la persona se encuentra relajada y desprovista de esas barreras racionales que tiene habitualmente. Al utilizar esa comparación, el paciente lo relaciona con su historia y de ahí que sea efectivo para solucionar el problema.

Algunos profesionales de la hipnosis van más allá y apuestan como una forma alternativa a la quimioterapia para superar el cáncer. Ángel Mateo, profesional de la hipnosis en Valencia, afirma que puede ser una buena herramienta para curar el cáncer a través de la hipertermia. Es un tipo de tratamiento en el que el cuerpo se expone a temperaturas elevadas para que destruya las células cancerosas. “Las pruebas científicas y ensayos realizados han demostrado que la hipertermia potencia a la quimio”, afirma Mateo sobre el empleo de esta terapia.

Hay quienes no están de acuerdo con que pueda ser una solución para la eliminación de un tumor. Aunque consideran que puede ser una terapia totalmente válida de acompañamiento del tratamiento médico. Eso sí, jamás abandonando la quimioterapia. “Tengo infinidad de pruebas de que cuando una persona decide trabajar su cuerpo a través de su mente, el pronóstico y la evolución de las enfermedades cambian. ¿Que cura el cáncer? No”, afirma Lisbet Rodríguez. Tanto ella como Lucía Tomás me dejaron muy claro en todo momento que una enfermedad como el cáncer no es posible curarla a través de la hipnosis.

Momentos previos a la sesión de relajación con Lisbet Rodríguez. Foto: Víctor Tomás Moliner
Momentos previos a la sesión de relajación con Lisbet Rodríguez. Foto: Víctor Tomás Moliner

Realidad vs televisión

La televisión, ese invento que tantas cosas buenas y malas a su vez ha dado a la sociedad, ha perjudicado mucho a la hora de hablar de hipnosis.

Siempre que ha aparecido este tema en televisión se veía como el presentador “hipnotizaba” a una persona y le hacía hacer cualquier estupidez para provocar la risa del público. Hoy puedo afirmar que todo ello no es más que un invento que forma parte del espectáculo.

Los tres profesionales a los que he acudido para hablar sobre el tema, y que he citado anteriormente, coinciden en la visión tan negativa que ha podido provocar la televisión sobre esta práctica. Todas las personas que aparecen en la pantalla hipnotizadas han sido sometidas previamente a una sesión hipnótica. Si realmente las personas que aparecen en televisión fueran voluntarias en ese momento, sería imposible que quedaran al instante en trance.

Una de las prácticas que más curiosidad ha despertado en algunas personas son las famosas regresiones al pasado. ¿Qué he sido en otra vida? Recurren a hipnólogos para averiguarlo. Algo que en ocasiones hemos podido ver en la pequeña pantalla y que es otro invento (uno más) para añadir a la lista.

Sí existen las regresiones al pasado, pero en un momento concreto. Por ejemplo: volver a la infancia para superar un trauma.

Una de las cosas que parecía darnos a entender este tipo de programas era que la persona estaba en las manos de quien hipnotizaba y que de esta forma podía manipularle. Como ya he mencionado anteriormente, la persona es consciente de lo que hace. En el caso de estar profundamente en trance, existe una parte en nuestra mente que vela por nosotros y que ayuda a que nada ni nadie nos lastime.

Lo que realmente le interesa a la televisión es el espectáculo. La hipnosis que se emplea en la realidad no interesa en televisión porque no es espectacular, lleva todo un proceso detrás.

Podemos afirmar que la televisión es una de las principales culpables de que las personas tengan desconfianza hacia esta terapia y, a la vez, un gran desconocimiento del tema. De ahí nacen mitos, mentiras y distorsión de la verdadera realidad de qué nos ofrece la hipnosis

 

 

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