El Sevilla se pone a un punto de la Europa League tras su victoria sobre el Zaragoza en el Pizjuán. Después de la victoria in-extremis del Villarreal, los maños se quedan a siete puntos del «submarino», cerrando así una jornada aciaga acompañada de los buenos resultados obtenidos por sus rivales directos.
El equipo local hizo gala de sus mejores virtudes para ganar a un pésimo Zaragoza. Los maños salieron al campo con la noticia de la remontada del Villarreal fresca en la cabeza. Esto no hizo otra cosa que aumentar la presión de los jugadores. Para colmo, Obradovic se lesionó en el calentamiento. Jiménez, cumpliendo sanción desde la grada en el partido que le enfrentaba a su equipo del alma, apostó finalmente por Lafita para sustituir al serbio.
El Sevilla acertó a los diez minutos en un córner botado por Luna. Fazio aprovechó su alta estatura para rematar ante un impasible Mateos que defendió mal el saque de esquina. Gol tempranero que ayudó mucho al Sevilla para encarar el resto del partido.
Pocos minutos después, una pérdida fatal de Pinter la aprovechó Manu del Moral para dar un buen pase a Negredo que el delantero sevillista no iba a desperdiciar, poniendo el segundo en el marcador y dejando al Zaragoza muy tocado.
Si con esa recuperación en el medio del campo, Manu dejó en situación crítica a los maños, escasos minutos después fue el culpable de que casi se volvieran a meter en el partido. Un mal pase hacia la defensa del jienense, dejó a Apoño totalmente sólo ante Palop. Pero el centrocampista no supo aprovechar el regalo y falló estrepitosamente.
Fue transcurriendo el partido con claro dominio sevillista. La impronta de Míchel se va notando partido a partido en este equipo. El conjunto hispalense muestra preferencia por controlar la posesión del balón y ejercer una buena presión en el campo de sus rivales, sin dejarles jugar tranquilamente.
Lo que acabó por matar al Zaragoza fue la lesión de Apoño. El único mediocampista con capacidad para las labores creativas de los maños, se tuvo que retirar en lugar de Zucculini. A partir de ese momento, el centro del campo aragonés fue un clamor hasta el descanso, solventado un poco por Oriol en la segunda. Horroroso papel el de Pinter, al igual que Mateos en defensa.
El Sevilla seguía creando peligro. Sobre todo venía por las bandas, con la velocidad eléctrica y endiablada de Luna y Navas, acompañada de esos centros precisos a la cabeza de Negredo. Pudo marcar el vallecano el tercero con un buen testarazo que se fue desviado por poco. Pero lo hizo minutos después. Un balón dividido provocó la duda entre Lanzaro y Mateos, de la que se aprovechó el inteligente Luna. El canterano picó el esférico a Negredo para que tirara de volea desde fuera del área. El disparo no pilló desprevenido a Roberto, pero en el rechace estuvo muy listo Navas para poner de nuevo la pelota al área y que Negredo marcara su segundo gol de la noche. Roberto pudo hacer algo más para evitar el tanto.
Se llegó al descanso, contabilizando un sólo disparo de Postiga y la clamorosa ocasión fallada por Apoño por parte del Zaragoza. Empezó la segunda parte con el Sevilla buscando el cuarto. La defensa zaragocista seguía haciendo de las suyas, y a punto estuvo de aprovecharse Navas, que falló ante Roberto. También la tuvo Manu, pero el meta madrileño se redimió de su error cometido en la primera mitad.
El Zaragoza tiró adelante con más corazón que cabeza. Los maños tuvieron varias ocasiones claras de gol. Postiga lo intentó todo, pero entre el palo y Palop se encargaron de que el portugués se fuera de vacío. Lafita la tuvo en una jugada individual, pero mandó el balón al lateral de la red. Jiménez cambió al aragonés para meter a Aranda y así jugar con dos delanteros. Oriol tuvo una muy buena ocasión, pero en vez de hacer buenos los desmarques de Aranda y Postiga, pecó de individualista y el balón acabó en las gradas.
Para dar un poco más de velocidad al ataque sevillista, Míchel introdujo a Babá por Manu. Los hispalenses aprovecharon los espacios creados por los maños para crear contras. En una de ellas, Navas estuvo a punto de apuntillar al Zaragoza, pero Roberto lo evitó de nuevo. Fue un ida y vuelta constante, hasta que el árbitro dijo basta y pitó el final de la contienda.
Tres puntos que se quedan en Nervión, vitales para la lucha del Sevilla por Europa. El Zaragoza está obligado a ganar sí o sí este domingo frente al Granada si quiere mantener alguna esperanza para seguir la próxima temporada en la máxima categoría del fútbol español.
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