Fernando Cervera es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia y forma parte de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas. Lo que empezó como una broma universitaria para demostrar su postura de “falta de base científica de las terapias alternativas”, acabaron siendo años de investigación en el sector que culminaron con la publicación del libro ‘El arte de vender mierda’.
¿Cómo surgió la idea de investigar de forma encubierta en el sector de las terapias alternativas?
Todo empezó como una broma. Con 19 o 20 años ya había creado mi primera página de divulgación científica y entró una chica preguntándonos por el biomagnetismo médico. Yo no sabía qué era e investigando llegué a la historia de un hombre que decía que con imanes podía curar el SIDA y el cáncer. Le comentamos lo que habíamos descubierto y le dijimos que no le recomendábamos su uso porque era muy probable que fuese un engaño. Al poco tiempo entró un hombre que lo defendía y además lo practicaba. La conversación subió de tono y le dije de broma: “Es como si yo meto mi mierda en botellas y digo que tiene propiedades curativas”. Y a los días mi amigo Mariano propuso hacerlo de verdad.
¿Cómo lo llevasteis a cabo?
Hicimos una página web que era una broma evidente. La terapia era fecomagnetismo: mierda mezclada con imanes, pero con un nombre enrevesado como bioneuroemoción o naturopatía. Y si además hace alusión a cosas que parecen naturales, modernas, energéticas… Mejor aún. Después nos inventamos a los doctores “Leslie Laurie” y “Hugh Nielsen” de los médicos “Hugh Laurie” y “Leslie Nielsen” que hacen de médicos en House y en Aterriza como puedas. El doctor Leslie, de hecho, aparecía en algunas fotos de la web como un hombre blanco y en otras era un hombre negro. Pero nos empezó a seguir mucha gente y decidimos decir que era una página falsa para demostrar el peligro de las pseudoterapias y cerrarla. En ese momento nos dimos cuenta de que no era tan evidente para la gente distinguir algo falso de algo verdadero. En el mundo de hoy de las fake news la gente se cree cualquier cosa, como que la mierda cura.
Sin embargo, no eliminasteis la web.
Antes de eliminarla nos escribió un pseudoterapeuta que quería comprar nuestro producto para venderlo en México. Era un ex asesor científico de Luis Echeverría que fue un presidente de México. No le íbamos a vender mierda, obviamente. Pero lo que sí podíamos hacer era decirle que sí que la íbamos a vender sin vendérsela para demostrar que con un poco de imaginación puedes llegar a codearte con gente muy grande en este sector.
¿Y llevasteis a mayor escala vuestro “producto”?
Decidimos intentar llevar esto a un nivel mayor y nos promocionamos. Empezamos a crear artículos para medios de comunicación. Nos pusimos traje y corbata y nos hicimos pasar por representantes del fecomagnetismo médico. Llegamos a dar una charla en la Feria Esotérica de Madrid, hablamos con asociaciones, publicamos en blogs de España y América Latina e incluso llegamos a hablar con gente del Parlamento. Lourdes Villoria, que forma parte de la Comisión de Sanidad, llegó a decirnos que creía que, entre otras terapias, el fecomagnetismo debería estar incluido en la sanidad pública.
¿Llegaron a vender productos del fecomagnetismo?
Nunca llegamos a vender mierda a nadie. Lo que hicimos fue decir que lo haríamos y cuando había que dar el paso para venderla, desaparecíamos. Lo que nos interesaba era demostrar que podíamos haberlo hecho y recopilar datos.
¿Cómo se sintieron llegando a contactar a personas de ese nivel?
Llegamos a contar con el apoyo de gente de la Comisión de Sanidad del Parlamento incluso. Dos veinteañeros que en la cafetería de su universidad se quisieron inventar que la mierda curaba. Si nosotros con ningún recurso, algo de imaginación y estudiando un poco cómo funciona el sector pudimos llegar a ese nivel, no es sorprendente que gente como Josep Pàmies o Enric Corbera puedan llegar a facturar millones al año.
¿Es arriesgado ir en contra de las terapias alternativas?
Escribimos el libro ‘El arte de vender mierda’ y hemos tenido varias amenazas por ello. En España se mueve mucho dinero con estas cosas y cuando te mueves en ese entorno le estás tocando las narices a mucha gente. Les haces perder mucho dinero. Ellos se venden como los perseguidos cuando hay varios procesos judiciales actualmente contra divulgadores científicos por hablar contra las pseudoterapias.
Un argumento a veces recurrente en el discurso de aquellos que defienden las pseudoterapias es la existencia de una mafia tras la industria farmacéutica. ¿Qué considera al respecto?
¿Hay un interés económico por parte de las empresas farmacéuticas? Desde luego, como en las empresas que venden estropajos, bombas de agua o libros y no por ello hay una mafia del libro detrás. La ciencia avanza y enfermedades que antes mataban, hoy se curan. Si quieres, no confíes en la bondad de las empresas farmacéuticas, confía en su egoísmo. Quieren ganar dinero y el primero que hace una cura gana millones. Habrá gente con intereses, pero al fin y al cabo es conocimiento verídico, pero lo que ellos tienen no es conocimiento verídico.
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