Hace 30 años, Mercedes Cano acudió al servicio de urgencias con su hija de un año que tenía anginas. Tras recetarle amoxicilina sufrió una fuerte reacción alérgica al fármaco y Mercedes comenzó a buscar una alternativa “más natural” para tratar a su hija. A lo largo de su vida, ha optado por ir más allá de lo convencional pese a que pudiese generar incomodidad en su entorno. Cuando la pediatra que trataba a su hija se enteró de el uso de homeopatía con ella le dijo “que era una tontería y que lo que debía hacer era utilizar otros medicamentos”. Por ello decidió cambiar a otra pediatra que integraba ambos métodos.
“Cuando mi hija sufrió la reacción alérgica, una amiga me recomendó ponerme en contacto con la Doctora Ester Torrella que es médico y homeópata. Y hasta el día de hoy”, explica Mercedes. “Hoy en día, mi hija ya tiene 31 años y vive en Suecia. Cada vez que viene a Barcelona va a ver a Ester. Pero el resto de la familia también nos tratamos con homeopatía”, continúa. Otra hija de Mercedes es insulinodependiente desde que tenía cuatro años a causa de la diabetes que padece. Sin embargo, Mercedes apostó de nuevo por la homeopatía, pero con matices: “Lo que se puede tratar con homeopatía, lo tratamos. Ester a veces me recomienda tomar un antibiótico en caso de que la alternativa de la homeopatía no funcione completamente. No estoy cerrada a nada. Sigo una línea de medicina integrativa”, aclara.
Alternativas naturales
Acupuntura, osteopatía, reiki y yoga son algunas de las terapias que también han probado Mercedes y su familia. “Tengo dos hernias, pero estoy en contra de operarme. Si fuese necesario lo haría, pero yo vivo perfectamente por ahora. Tengo buena calidad de vida: hago yoga, acupuntura y el reiki lo he probado de forma esporádica y también me ha ido bien. Evito operarme porque no veo la necesidad y lo puedo sortear de esta forma”, explica Mercedes.
«No son consultas al uso, no dices me duele aquí, te mira y ya. Se hablan de cosas emocionales, de la vida»
Mercedes considera que “se debe pasar primero por la licenciatura de medicina”. “No cualquier persona que estudie o haga un curso de tres meses o un año debería estar capacitado para recetar y diagnosticar. Conozco a un montón de personas que se han sacado el título de homeópatas con cursillos y no me parece bien”, añade.
Por un lado, para Mercedes la medicina “de la Seguridad Social proporciona un trato masificado, no personalizado y más distante. Si vas a un especialista, a un médico privado o un médico homeópata hay un trato mucho más profundo”. Desde su punto de vista, detrás de una enfermedad hay también un paciente y en ocasiones, “se pueden tener problemas por resolver más psíquicos que físicos”, explica. Para ella, sus visitas con la doctora Ester -en su experiencia personal- no funcionan al uso, “no le dices me duele aquí, te mira y ya. Se hablan de cosas emocionales, de la vida. Y eso tiene un valor para mí muy grande y positivo”.
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