La crisis mundial provocada por el coronavirus ha afectado a muchos sectores de la sociedad, llegando a alterar el desarrollo normal de muchas profesionales que son, ante todo, imprescindibles. Este es el caso del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza.
Casi dos meses después del inicio del confinamiento, la sociedad ya ha empezado a apreciar los cimientos de una nueva realidad que ha llegado para quedarse. La pandemia de la COVID-19 sorprendió, incluso a los expertos y profesionales, parando el país por completo. Sin embargo, no todos los servicios de las ciudades han dejado de funcionar durante estos más de 50 días de inactividad. El Cuerpo de Bomberos de Zaragoza ha tenido que enfrentarse a esta nueva circunstancia de una manera excepcional, nunca vista antes.
El desconocimiento en torno al virus también ha afectado a todos aquellos que están en la primera línea de batalla. No obstante, mes y medio antes de la declaración del Estado de Alarma, el servicio contra incendios, de salvamento y protección civil de la ciudad de Zaragoza ya estaba barajando la posibilidad de un cambio de escenario totalmente radical que llegase, incluso, a alterar su labor diaria. Y así fue. El 3 de febrero los jefes del cuerpo, con la aprobación del Concejal Delegado de Bomberos, Alfonso Mendoza Trell, comenzaron a preparar los primeros protocolos de actuación, ante el posible aumento de los casos por coronavirus en Zaragoza.
Conforme han ido pasando las semanas, la incertidumbre ha ido disipándose y, con ello, el Cuerpo de Bomberos de la ciudad ha ido ampliando y mejorando los protocolos creados en un principio. En la actualidad y gracias al aumento de información sobre el virus, los bomberos ya se encuentran trabajando bajo el protocolo número ocho. «Según vas poniendo en práctica las nuevas medidas, te das cuenta que, por la experiencia, puedes implementar cosas», afirma Armando Cester, jefe del Servicio Sanitario del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza.
A pesar de los continuos cambios en los protocolos, todos presentan un mismo objetivo: asegurar la protección del profesional y una correcta atención a la ciudadanía. «No me sirve de nada atender al ciudadano, si no protejo a los bomberos y viceversa», explica Enrique Mur, jefe de Mando Operativo del Cuerpo. «Ambas labores son imprescindibles y complementarias». Para asegurar el cumplimiento de este propósito, decidieron establecer una serie de niveles acorde a la situación del país.
Estos son los niveles con los que trabajan los servicios de emergencia y la fase en la que se encuentran en la actualidad:
Nivel 1 | El Gobierno suspende actos masivos |
Nivel 2 | Decretado el cierre de bibliotecas, museos y espacios públicos |
Nivel 3 | Decretado el cierre de colegios y universidades |
Nivel 4 | Decretado el confinamiento de la ciudad |
Nivel 5 | Infección generalizada en la sociedad |
Nivel 6 | Afección parcial de la plantilla |
Nivel 7 | Afección sustancial de la plantilla |
LA IMPLANTACIÓN DE MEDIDAS CONCRETAS
Una vez establecidos los diferentes niveles que reflejan la presencia progresiva del virus en la sociedad española, el Cuerpo de Bomberos de Zaragoza decidió diseñar una serie de métodos de protección para cada una de esas fases. El Ayuntamiento, institución bajo la que rige el servicio contra incendios, quiso asegurar, desde el principio, un desarrollo seguro de la labor de salvamento y una buena protección de las instalaciones de trabajo, acordes con las condiciones del país.
Administrativamente, el Cuerpo de Bomberos se vio obligado a realizar una serie de cambios que proporcionasen la disponibilidad total de la plantilla. «Cuando el Gobierno decide cerrar colegios y declara el confinamiento de la sociedad, dejamos de permitir los cambios de guardias o los permisos de vacaciones», explica Mur.
A las medidas iniciales, se sumaron aquellas que re-estructuraron el cuerpo por completo. «Desde el principio se establecieron los llamados “turnos estanco”, basados en el aislamiento y restricción del trasiego de profesionales», cuenta Cester. Además, el servicio sanitario, formado por 22 médicos y enfermeros, cambió sus horarios de trabajo. «Cada uno de ellos trabaja, en la actualidad, veinticuatro horas seguidas y cuenta con cinco días de descanso», añade Cester. «Se trata de una organización que los 400 bomberos del cuerpo siguen desde siempre».
Por otro lado, los nuevos protocolos también afectan a la organización en las intervenciones. Zaragoza cuenta con cuatro parques de bomberos repartidos por toda la ciudad. Debido a la situación pandémica, cada uno de ellos cuenta con un número determinado de profesionales, y un área del municipio y un servicio concreto asignado sin posibilidad de mezclarse. Enrique Mur explica que «este nuevo sistema permite que cada parque trabaje de manera autónoma, como si fuera una isla».
Esta es la organización que están siguiendo en Zaragoza, según el último protocolo:
CORRECTA HIGIENE EN LOS PARQUES
Para asegurar el cumplimiento de uno de los objetivos de los protocolos, la seguridad del profesional, han establecido unas pautas de higiene. Emplean una disolución de agua con lejía, basándose en las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tanto para limpiar las instalaciones, como el equipo que utilizan.
Enrique Mur explica la insistencia de una buena higiene en los espacios comunes y del aislamiento dentro de los parques:
Fuente: Fundación Cai
Fuente: Cuerpo de Bomberos de Zaragoza
Las veinticuatro horas de trabajo obligan a los bomberos de Zaragoza a tener que compartir algunos objetos cotidianos. En el caso de la vajilla utilizada para comer, la tienen sumergida, de manera continua, en agua con lejía. Además, el servicio de cocina, realizado por los propios profesionales, se mantiene cocinando alimentos por encima de 60º. En cuanto a la ropa y uniforme, cada parque recibió un número determinado de lavadoras, puestas al servicio de los bomberos.
LA NUEVA GESTIÓN OPERATIVA EN LOS SERVICIOS
A diferencia de otros servicios sanitarios y de asistencia ciudadana, el Cuerpo de Bomberos de Zaragoza ha visto reducidas sus intervenciones diarias. El motivo, para ellos, es evidente. «Ahora la gente tiene miedo de ir al hospital», confiesa Cester. «Incluso, ha habido gente que se ha aguantado infartos en casa». Sanidad, de igual manera, ha notificado una reducción de las asistencias por ataques de corazón. También, otro de los servicios comunes para los bomberos son los accidentes de tráfico que, debido al confinamiento, se han visto reducidos de manera notable.
Por otro lado, tampoco han tenido un gran número de intervenciones por COVID. Desde que comenzó la crisis, han recibido entorno a 15 o 20 llamadas en las que han visto necesario activar las medidas operativas, establecidas para un caso de coronavirus. «Al trabajar en situaciones extra hospitalarias, es más difícil», confiesa Cester. «Puede que nos estemos enfrentando a un COVID positivo y no lo sepamos».
Cuando los sanitarios atienden a un paciente con COVID, deben emplear los EPI.
Autor: Cuerpo de Bomberos de ZaragozaTras el servicio con pacientes infectados, deben seguir un procedimiento determinado de descontaminación.
Autor: Cuerpo de Bomberos de Zaragoza
No obstante, el servicio sanitario del cuerpo estableció tres niveles de protección, adjudicando al número dos y tres unas medidas más rigurosas. Los protocolos indican que «cualquier llamada que no sea de traumatología debe pasarse directamente al médico que está de guardia, siendo él o ella la que decida si hay riesgo de contagio por COVID-19 o no». En el caso de un positivo, este cambio de metodología en las actuaciones se completa con los procesos de descontaminación de los profesionales, que da comienzo tras dejar al paciente en el hospital. «A la ambulancia siempre se le asocia un vehículo especial con trajes y elementos para descontaminar», explica Mur. «Después, la ambulancia se desinfecta con ozono».
Tras un servicio con un paciente COVID positivo, los profesionales deben realizar un intenso proceso de desinfecciónentre ellos y los vehículos empleados:
Frente a un escenario rodeado de incertidumbre, es difícil saber si las medidas implantadas son suficientes o no. Sin embargo, el Cuerpo de Bomberos de Zaragoza puede demostrar que le ha plantado cara al virus. Mur explica que han contando con existencias suficientes de material de protección, además de acceso para todos los miembros a las pruebas que detectan el COVID-19. «De 400 bomberos que conforman el servicio, tan solo 4 han sido positivo», cuenta Cester. «Los protocolos establecidos han sido la clave para evitar la contaminación generalizada de la plantilla».
Para continuar con los buenos resultados, el cuerpo comenzará la desescalada de sus medidas 15 días por detrás de la sociedad. “El objetivo es poder estar preparados ante un posible nuevo rebrote», justifica Mur. Además, todo el plan de emergencia actual será revisado y evaluado para comprobar su eficacia y, así, poder reimplantarlo en un futuro.
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