Entrevistas

Mamén Sáez-Benito,auxiliar en centro de atención a discapacitados intelectuales: “Teníamos miedo de morir si el virus llegaba al Centro”

Mamen califica de ¨desastrosa¨ la falta de previsión de las administraciones públicas hacia su trabajo. Fuente: Mamen Sáez-Benito.

Mamen Sáez-Benito (1965, La Rioja) ejerce la profesión de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) en el Centro de Atención a Discapacitados Intelectuales en Zaragoza. Presta atención integral a las personas con disminución psíquica profunda, grave o media asociada con otros tipos de deficiencias o discapacidades físicas o sensoriales graves que precisan de cuidados permanentes. En esta entrevista, Sáez-Benito Nos cuenta su experiencia durante la pandemia del COVID-19 en su lugar de trabajo atendiendo a personas discapacitadas tanto física como mentalmente.

Por Mario Bordonaba Gil

PREGUNTA: ¿Cómo es tratar a personas discapacitadas tanto mental como físicamente añadiendo el riesgo del COVID-19?

RESPUESTA: El día a día con estos chicos, así los llamamos nosotros aunque sean gente adulta. En su  cabeza son niños que están acostumbrados a unas pautas, actividades y cuando se complicó con el virus nos tuvimos que confinar dentro de un módulo. Nosotros funcionamos con tres módulos y los tres se cerraron y dentro de cada uno se hacían las comidas, aseos y ninguna otra persona de un módulo podía entrar a otro. Fue complicadísimo porque cambiarles todas las rutinas y hacerlo de esa manera les costó barbaridad y algunos de ellos simplemente no entienden nada y otros algo, poco a poco lo fueron entendiendo.

P: ¿Cómo lo asumen?

R: Explicándoselo cada día, afrontando sus crisis, le decíamos a los chicos que no podían salir a jugar, al taller de costura, al fisio… Que hay un bicho fuera que es muy malo y si salimos y nos contagiamos podemos morir. Hacérselo entender a algunos les producía crisis de agresividad con nosotros y con ellos mismos pero luchando junto a ellos y con paciencia lograron entenderlo. 

P: ¿Cuándo empezaron a darse cuenta de que esto iba a ser tan grave?

R: Cuando comenzó el confinamiento, la primera semana nos sorprendimos porque no tuvimos ningún síntoma de nadie, por lo que esa semana fue sorprendentemente tranquila. Fue en la segunda cuando empezamos con dos chicos con fiebre y malestar… Se aislaron y se dio parte a Sanidad  para que se les hicieran las pruebas PCR pero pasaba un día, pasaba otro y seguían apareciendo más con síntomas. No teníamos más habitaciones de enfermería libres y lo que se hizo fue cerrar un módulo para solo chicos con el virus. Nos encontramos con que el miércoles de dicha semana salió un caso de una chica de otro módulo y se la aisló en una habitación que teníamos preparada con tres camas dentro de la zona COVID, pero no teníamos material de protección suficiente, pocas mascarillas FFP2 y alguna quirúrgica, de lo demás ni había ni se esperaba como en todo el país.

“Le decíamos a los “chicos” que hay un bicho fuera que es muy malo”

P: ¿Qué ambiente se respiraba en el centro por parte de los trabajadores?

R: De impotencia absoluta. Nos vimos abocados a estar encerrados dentro de los módulos con los chicos alterados porque le estabas cambiando sus costumbres y no poder salir en todo el día y la atmósfera tan cargada va minando la moral física y psíquica. Físicamente es mucho más trabajo porque conlleva el ponerte unos equipos que te hacen sudar, no te dejan respirar y la sensación de agobio es total. Las jornadas eran super estresantes como si de trabajar una jornada pasaras a trabajar cinco seguidas, pedimos más personal y dijeron que no, pero debido a las circunstancias fue necesario.

P: ¿Hubo tensiones entre los compañeros de trabajo?

R: Claro que llegamos a tener tensiones porque la situación era  tan tensa que era inevitable que tengas roces con tus propios compañeros pues siempre hay puntos de vista diferentes sobre lo que ocurre. Criticamos mucho a la dirección del centro porque creíamos que no estaban haciendo las cosas como debían hacerse, incluso buscamos sacar la noticia fuera , pero había gente que estaba a favor y gente que no, compañeros que querían que se quedase todo aquí y otros que querían sacar todo para que se viera como estábamos. No llegamos a grandes males, pero sí a alguna situación incómoda y discusiones que no llevaron nada pero que crearon malestar.

P: ¿Enfermaron residentes y trabajadores del centro?

R: En la primera semana sobre todo fuimos los auxiliares ya que somos los que más estamos en contacto con los chicos al tratarlos, residentes (los chicos) muchísimos porque al principio cuando empezaron a caer a algunos de ellos sí que se les hizo PCR y se les derivaron a hospitales e incluso hubo dos que ,lamentablemente , fallecieron porque tenían otras patologías previas. Con contagio grave tenemos una compañera que, a día de hoy, sigue con secuelas, llegó a estar en el hospital con neumonía, muchísima fatiga, falta de aire, afonía y dolores de cabeza. Desde entonces sigue con tratamiento de Corticoides y no puede dejarlo porque si no se ahoga.

“La situación fue tal que era inevitable que tuvieras roces con tus propios compañeros”

P: ¿Es cierto que llegaron 15 mascarillas para 150 trabajadores?

R: Desde el principio ya estábamos reutilizando las mascarillas porque nos estaban amenazando con que no iban a llegar más, entonces, cuando te llegan 15 es como si no llegara nada, total son 15 para 150 personas que trabajamos allí… Por la mañana estamos de seis a nueve personas en un módulo y son tres o sea no da ni para un turno de mascarillas, no nos daba ni para cubrir un turno entero ni de mañana ni de tarde o sea de risa, decíamos esto es una película de terror.

P: ¿Cómo cree que actuó la administración tanto autonómica cómo general?

R: No entendíamos en ese momento lo que pasaba, te veías arrastrado por las circunstancias y desde tu puesto de trabajo viendo lo que ocurre fuera piensas que como llegue aquí nos morimos todos. La primera semana estábamos reutilizando mascarillas quirúrgicas, que sirven para cuatro horas, durante cinco o seis días porque no había y desde el centro nos decían que las teníamos que reusar porque no había más y que no llegaban. Por no hablar de que los monos blancos que salen en la tele, de esos todavía no hemos tenido ninguno y de momento no nos han llegado. Por un lado, lo entiendes pero por otro te preguntas porqué me estoy poniendo una mascarilla que sé que no me protege, era como no ponerme nada. Desde la administración general no fueron previsores, yo siempre digo que cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar. En fin, desastroso.

P: ¿Qué hicieron las familias de los residentes una vez entrado el estado de alarma?

R: Las familias hacían lo que el gobierno mandaba, pero cuando empezó a haber bastantes casos en Aragón nosotros le pedíamos a la directora que cerrara las puertas de las visitas a los chicos porque había mucho riesgo de que nuestros trabajadores se contagiaran. También pedimos que no vinieran los chicos de media pensión, pero ellos se acogían a lo que el gobierno decía en ese momento y ,en principio, acortaron las visitas, paso de una hora a media, desde el centro decían que no podían hacer nada porque la administración dice que esto era así y ya está.

“Cuando te llegan 15 mascarillas para 150 personas es como si no llegara nada, parecía una película de terror”

P: ¿Qué sintió cuando la gente salía a sus balcones a aplaudir al personal sanitario?

R: Anímicamente era como una bomba de ánimo, de esperanza, la gente sabía que estábamos aquí y la verdad que yo me emociono cada vez que recuerdo esto porque sí que nos servía, a veces salíamos con los chicos para que lo vieran, para que se sentirán protagonistas, yo salía para animarme a mí misma y para animar a los demás. Era y es una buena inyección de moral, lo agradezco desde aquí a todo el mundo.

P: ¿Actualmente cómo está el centro?

R: Ha cambiado totalmente, nosotros ahora sí que tenemos equipo, nos dan por turnos dos mascarillas una FFP2 y otra quirúrgica. Ahora mismo, no tenemos casos además de que ahora sí que se están haciendo muchos test de serología a los residentes y están saliendo más con anticuerpos de los que pensábamos porque ha habido chicos que lo han pasado asintomáticos. Aunque seguimos sin recibir a los chicos de media pensión y las visitas están controladas, siempre hay algún familiar quiere saltarse las normas ya que no les pueden traer nada ni tocarles y a veces discutes con alguno pero es por su seguridad y la del residente aunque como digo en este momento estamos mucho más contentos ojala siga así y mejor.

Universidad San Jorge