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Carlos Pauner: “A 8.000 metros no hay amigos, solo hay dolor personal”

Los alpinistas Carlos Pauner y Pepe Díaz protagonizaron una de las “Conversaciones en la Aljaferia”, donde hablaron de varios temas acompañados por Manuel Español, periodista especializado en montaña y aventura. El reto que supone intentar conquistar las catorce cimas más altas del mundo fue el principal asunto que se trató en el encuentro, donde también se analizaron las dificultades que han marcado las trayectorias de estos dos montañeros.

Pepe Díaz, padre del himalayismo aragonés, es considerado uno de los pioneros de la Comunidad autónoma en la conquista de las mayores cumbres del mundo. Díaz fue uno de los primeros aragoneses en llegar a esta cordillera como jefe de expedición. No obstante, asegura que la actividad que más le ha llenado fue escalar los Alpes, y  afirma: “La cima era un merengue de nieve. Subimos con mucho miedo, pero lo conseguimos”.

Carlos Pauner es el principal referente del himalayismo aragonés actual. Nació en Jaca en 1964. Pauner ha vivido grandes alegrías y tragedias en las montañas y ha llegado a perder a muchos amigos en el camino, pero también ha tenido experiencias enriquecedoras. Este montañero comenzó con el alpinismo a los quince años,  realizó su primera ascensión en 1995 al monte Kun (Himalaya) de más de siete mil metros y alcanzó su primer ocho mil, el K2, en 2001. A partir de este momento no ha parado hasta conseguir los catorce ocho miles. Su penúltima expedición tuvo lugar la pasada primavera, momento en el que culminó el Shisha Pangma. Ahora solo le queda el Everest.

Parte de la conversación estuvo protagonizada por la expedición al Kangchenjunga. En esta cima, Pauner estuvo durmiendo tres días sin tienda de campaña y sin compañeros, puesto que los dos italianos que le acompañaban bajaron antes. La conversación empezó cuestionando cómo es posible abandonar a una persona en una cima en la que puede perder la vida. Pepe Díaz contó que en su época era distinto, ya que todos eran amigos. “También era otra forma de hacer montaña, éramos amateur y no profesionales como Carlos”, reconoció el alpinista.

Carlos Pauner explicó que el montañismo profesional tiene sus cosas buenas y malas, y que entre las malas está la impersonalidad. En este sentido, Pauner aseguraba: “Tú estas en un equipo donde te unen unos objetivos, que es subir a esa cima, pero no somos amigos, no dependemos unos de otros, sobre todo si ayudar a una persona implica morir los dos”. “A esa altura no puedes vivir, no te puedes sentar a comer o descansar, estás en un momento en el que tu vida es un cronómetro que te destruye”, sostenía Carlos Pauner.

Otro de los temas que se trató fue la importancia del factor tiempo. En este punto, Pauner comentaba: “Si se te olvida, a 7.000 u 8.000 metros tienes los cuerpos de personas que no consiguieron sobrevivir. Es una prueba donde la gente muere. Una de cada tres personas no vuelve”.

Los himalayistas también hablaron del Everest, la última cima de los catorce ocho miles que le queda por conquistar a Pauner. Son 8.841 metros de altitud y el porcentaje de éxito no llega al 0,5%. Solo 50 de los 4.000 montañistas que lo han intentado han conseguido lograrlo. Carlos Pauner ya ha probado suerte en dos ocasiones. La primera fue en el 2000, donde se quedaron a 8.700 metros y la segunda fue en 2005. “El gran problema se encuentra  en que tienes que pasar dos noches a 8.000 metros de altura y es un desgaste progresivo, son horas de deterioro orgánico puro”, explicaba Pauner. Pero también afirmaba que “el Everest es la cima más hermosa de todas”.

Otro de los temas protagonistas fueron los aragoneses que han fallecido en la montaña, como Pepe Garcés, Javier Escartín, Lorenzo Ortiz, Javier Olivar u Óscar Perez. El periodista Manuel Español quiso saber si realmente merece la pena arriesgar la vida de una o varias personas por llegar a la cima. La respuesta de Pauner fue tajante. Y es que, para él, todas esas personas han disfrutado al máximo de su vida, de la montaña, de la familia y de sus amigos. “Han tenido varias vidas en una, por la intensidad que le han puesto a todo lo que hacían”, comentaba el alpinista aragonés. Para él, la vida no consiste en llegar al final sino en hacer lo que te gusta y ser feliz.

Informa: Alicia Mellén

Imagen:Web Palacio de la Aljafería

Universidad San Jorge