Berta Sáez, rectora de la USJ: “Quiero conseguir que la USJ sea una universidad excelente”

Berta Sáez, natural de Cornago (La Rioja), es licenciada en Ciencias Biológicas y en Bioquímica por la Universidad de Navarra y doctora por la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, con premio extraordinario de doctorado en 2007. Desde 2001, ha compatibilizado su labor docente en las Facultades de Medicina y Ciencias de la Salud y del Deporte de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), y en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad San Jorge (USJ) con su labor investigadora.

Tras poco más de un año como decana de la Facultad de Salud en la USJ, el pasado 14 de mayo se convirtió en la primera mujer que accede al cargo de rectora en la Comunidad de Aragón. En esta entrevista aborda los retos que afronta la universidad en los próximos años.

Por Noelia Amorós y Juan Embid

PREGUNTA: ¿Cómo se siente al ser la primera rectora en Aragón?

RESPUESTA: Es todo un orgullo. Lo primero, tengo que agradecerla confianza depositada en mí al Grupo San Valero y a todos los compañeros. En el momento en que me lo comunicaron fue un reto, pero, evidentemente, si no te atreves nunca sabes qué pasará, y soy una persona de atreverme; no me he arrepentido ni un solo segundo de la decisión tomada.

P: ¿Cómo ha sido aterrizar en el puesto en un momento tan crítico?

R: Recuerdo el 14 de mayo (día previsto para el acto oficial de toma de posesión) como un día en el que me levanté y pensé: “Hoy hubiera sido un día especial”, en una situación diferente a la que nos encontrábamos. La toma de posesión al final se celebró el 10 de septiembre, con un aforo limitado y evidentemente, por la situación sanitaria, no fue como nos hubiese gustado. Aun así, hubo muestras de cariño, de felicitación, y muchos gestos que todavía tengo en la memoria muy presentes. Mi toma de posesión particular del 14 de mayo fue en mi casa, con un traje que me hicieron mi marido y mi hija: un casco de bici haciendo de birrete, la toga que era un saco de basura con blondas de tartas haciendo de puñetas…

P: ¿Y el aterrizaje?

R: Fue un reto. Venía de gestionar la Facultad de Ciencias de la Salud, así que conocía la casa, no era difícil llegar y comenzar a hacer cosas. Sí que es cierto que con mi llegada hubo un cambio de planteamiento en la estructura. Estos cambios se tuvieron que sumar a los problemas derivados de  la pandemia, en aquel momento un confinamiento que todavía duró 6 o 7 semanas más. Además, cuando salíamos de este, se acercaban los exámenes del segundo cuatrimestre, y los de segunda convocatoria. Fueron meses de muchos cambios y cada día había momentos de incertidumbre. Fue una mezcla de emociones de todo tipo,  pero, desde luego, terminamos el curso con nota y nos quedó un intenso verano para comenzar el curso en el que ahora estamos.

P: ¿Le generó algún miedo pasar de ser la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud a dirigir las tres facultades al mismo tiempo?

R: Soy una persona que vengo del ámbito sanitario, entonces la Facultad no me daba miedo. Con respecto a ser rectora, tampoco me ha dado miedo, pero es otro tipo de responsabilidad. Si antes me preocupaba de 1.500 alumnos y 300 docentes, ahora depende de mí una comunidad de más de 3.000 personas. Y sí, en áreas como Ingeniería o Comunicación sé poco, por eso lo que tengo que hacer es adaptarme y aprender. Ha sido una época de mucho esfuerzo en todos los sentidos, pero también he vivido una época intensa, y a la vez gratificante.

P: Uno de los retos a los que se ha enfrentado la Universidad ha sido adaptar la formación ordinaria a formación online. ¿Cómo fue esa adaptación?

R: La USJ es una universidad presencial, evidentemente, y nuestros alumnos gozan de una docencia presencial de muy buena calidad. De repente, un 14 de marzo llega un virus que nos ‘tira todo por tierra’ y, dos días más tarde, tenemos que seguir con todas las clases online. ¿Cómo? Como supimos y con el esfuerzo de todos los profesores y del resto de personal técnico y de gestión. Y aprendiendo para mejorar, por supuesto.

P: ¿Cuál fue la parte positiva?

R: El segundo semestre del curso pasado fue algo así como prueba y error, te equivocabas y con eso ya habías aprendido para el día siguiente. La parte positiva fue que hubo una apuesta muy importante por parte de los docentes. En esta casa el docente da mucho, pero en la época del confinamiento dio mucho más.  A veces, no eran las horas de rutina laboral, sino que la relación con el alumno era constante. Sabíamos que el alumno podía estar un poco perdido. Necesitaba más atención y todos los docentes se volcaron de una manera increíble, así como el personal técnico y de gestión.

P: ¿Y los alumnos?

R: De los alumnos solo puedo decir cosas positivas. Han sido muy agradecidos con la gestión que se realizó en ese momento, y creo que lo hicimos bien, porque este curso hemos aumentado considerablemente el número de alumnos de nuevo ingreso. No obstante, esta etapa nos hizo ver una serie de dificultades sobre las que teníamos que trabajar para hacer la docencia online de mayor calidad y ajustar el diseño metodológico de adquisición de competencias y habilidades a otras metodologías a las que estábamos acostumbrados. Así como la distribución de espacios, tiempos de descanso, grupos burbuja, clases presenciales y online. Fue complejo organizarlo.

P: ¿Cuál es la valoración de este primer cuatrimestre?

R: Positiva. Hemos tenido una incidencia mínima de casos en la universidad, no llega al 4%, pero ninguno ha sido contagio directo en el campus, así que las cosas están funcionando muy bien. Creo que todos los que formamos parte de la Universidad nos hemos comportado responsablemente, ha habido un pensamiento común de “estamos aquí, estamos juntos y tenemos que salir juntos de esto”.

P: ¿Cuál cree que ha sido el éxito de la leve incidencia de casos de COVID-19 en el campus?

R: No hay recompensa sin esfuerzo. En verano el trabajo fue muy grande. Hay muchos centros en Aragón donde ya han tenido que aislar aulas por casos de contagio, pero aquí no nos ha pasado todavía. Y no son solo las medidas adoptadas, también entra el juego el civismo adoptado por toda la comunidad universitaria, principalmente por parte de los alumnos.

P: ¿Qué objetivos se ha marcado como rectora?

R: Objetivos me he marcado muchos, soy muy ambiciosa. La USJ es joven, solo tiene 15 años, y aunque heredo el cargo en una época difícil, es cierto que me encuentro con una institución que goza de muy buena salud. Quiero conseguir que sea una universidad excelente; que la parte de internacionalización vaya un poco más allá, que tendamos a la globalización y no solamente al Erasmus europeo.

P: La investigación es medular en su gestión.

R: Quiero que nos hagamos grandes y nos conozcan por la investigación en todas las áreas; que seamos referencia del tejido empresarial aragonés, que los alumnos puedan formarse en las distintas entidades y empresas de la comunidad autónoma y sean el relevo generacional de la empresa aragonesa; que seamos una universidad socialmente sostenible y se conozcan nuestros valores; y por otro lado, uno de nuestros objetivo más importantes es la digitalización, por eso estamos en desarrollo de nuevos proyectos online.

P: ¿Cuáles serían las metas más inmediatas?

R: Para el año que viene queremos crecer tanto en titulaciones de grado como de posgrado, adaptándonos a las necesidades de la sociedad aragonesa y nacional. Somos muy jóvenes, hay un camino largo y algo tortuoso porque la legislación universitaria se dificulta cada vez más, pero trabajando duro y constantemente obtendremos resultados.

P: Hablando de la internacionalización, ¿qué porcentaje de alumnos extranjeros estudian en la USJ?

R: En los dos últimos años ha aumentado mucho el número de estudiantes incoming y outgoing. Los estudiantes incoming están alrededor del centenar y los outgoing casi alcanzan también los cien. Por desgracia, la mitad del curso pasado y este se está truncando, pero eso no impide que podamos retomar en breve cuando la cosa mejore.

P: En las redes sociales de la USJ podemos ver un spot dedicado a los alumnos que acabaron sus estudios el año pasado pero aún no han podido celebrar su graduación, ¿cómo fue la experiencia del rodaje?

R: Fue muy especial. Una tarde en la que acompañó todo, hasta la lluvia, que le dio un toque especial. Había una mezcla de sentimientos y emociones que no podría llegar a describir. El primero podría ser nostalgia, varias veces descrita por Punset como una sensación negativa, pero, en este caso, a mí me llenaba de positividad.

Grabé ese vídeo en calidad de rectora, pero la promoción del año pasado era especial. Eran alumnos que habían llegado a la USJ en el mismo curso que yo, y tenía el privilegio de ser la decana que hablara a esa promoción. Fueron momentos muy significativos para mí porque muchos de esos alumnos que yo había tenido en primero los iba a dejar en cuarto, al igual que yo dejaba mi facultad para ser la rectora. Disfrutamos mucho con la grabación y fue la forma perfecta de cerrar un capítulo.

P: ¿De qué manera le gustaría que los futuros egresados recordaran la USJ?

R: Me gustaría que todos los alumnos que se vayan de la Universidad San Jorge sigan recordando que dejan aquí su casa. Me gustaría que tuviesen la misma experiencia que yo, que recuerden las aulas en las que estudiaron, que mantengan vínculos con profesores… Es cierto que esto no lo pueden hacer los alumnos solos, nosotros también debemos trabajar en ello y tenemos que promover acciones que les permitan que no nos olviden. Creo que uno nunca olvida su etapa universitaria, porque encuentra experiencias y amigos para siempre.